Cáceres, 1-1-1991. Ha estado este último año como estudiante del programa Erasmus en Salerno, al sur de Italia

--¿Por qué dice que sus nueve meses como Erasmus han sido los mejores de su vida?

--Hasta que no estás allí no te llegas a dar cuenta de que lo bueno que te contaban se quedaba corto. ¿Los mejores meses de mi vida? Sí, probablemente. No solo por las fiestas, que las ha habido, sino porque ha significado muchísimas cosas: conocer otra cultura, otras costumbres; convertirme en una casi-italiana bebiendo chupitos de café, haciéndole un hueco importante a la pasta y la pizza en mi pirámide nutricional y facendo tifo para los equipos de fútbol locales. Además me traigo miles de amigos. Sobre todo españoles, pero también italianos. Puede que vuelva, pero el contexto no será el mismo.

--¿Es tan distinto el sur del norte como se asegura?

--Sí, bastante. Ellos mismos lo dicen. En el sur, el tráfico es un caos, hay más basura en las playas, viven a su ritmo y es bastante más pobre. Cuando llevas allí una semana ves que todas esas cosas malas se compensan con la gentileza de sus gentes, la amabilidad, los preciosos paisajes... Consiguen que te sientas como en casa.

--¿Los italianos son más como Eros Ramazzotti o como Silvio Berlusconi?

--Como Eros, sin duda. Son románticos y conquistadores por naturaleza (risas). Viven intensamente y ponen todo el corazón en cualquier cosa. Seguro que hay mucho Berlusconi suelto, pero yo he tenido la fortuna de dar allí solo con bellísimas personas.

--¿Qué gran diferencia hay entre la universidad italiana y la Uex?

--Aquello es más caótico, los exámenes son orales normalmente y el nivel es más bajo, pero la mayoría lo compensa no conformándose con notas bajas. En lugar de dos por curso, allí hay unas seis convocatorias, si no apruebas o quieres más nota, te vuelves a presentar.

--¿Qué es lo que más ha añorado de Cáceres?

--Mi familia y amigos, principalmente. También el encanto que tienen sus calles, el Womad y las ferias. Los partidos del Cacereño también los he echado mucho de menos. Lo bonito de esta ciudad es que siempre espera, para que los que somos de aquí y nos vamos fuera, volvamos.

--¿Qué hará cuando termine Derecho?

--Me queda un curso. No lo sé, quizás un máster o buscar trabajo en otro lugar de Europa y hacerlo más tarde.