No se entiende que el tema más trascendental de la ciudad, el plan de urbanismo, no quedara definitivamente resuelto en el pacto que firmaron cuatro partidos (PSOE, Regionalistas, IU y FC). Cualquiera pensaría que el pacto se redujo a cuestiones menores, a satisfacer ambiciones personales y que está cogido con alfileres. Menos aún se entiende que un concejal que detenta las delegaciones más importantes y de mayor inversión en la ciudad se considere fuera del equipo de gobierno, sin responsabilidad en la gestión y pueda ofrecer impunemente su voto al PP para aprobar el plan puenteando al gobierno.

Se puede entender que IU tenga reparos hacia el plan pero de ahí a ser la causa de su hibernación media un abismo, pues si bien es cierto que la razón no siempre coincide con las mayorías eso no redunda en que reclame el mismo poder decisorio que los partidos mayoritarios. Y que la alcaldesa le diga al PP que el plan es suyo suena a esperpento pues significa que está dispuesta a gestionar un plan del que echó pestes en la anterior legislatura. Por su parte el PP diseñó un plan que debía obtener la aprobación o modificaciones de la Junta y ahora no sabe qué hacer con él. Probablemente de gobernar en estos momentos no tendría esas dudas pero en su labor de oposición le resulta difícil encontrar un lugar que le permita salir airoso y a la vez eche arena a los pies del gobierno.

¿Se avecina una moción de censura? En realidad ha planeado y seguirá planeando durante toda la legislatura y como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y la alcaldía es demasiado golosa, no debería extrañar que el PP estuviera dispuesto a pactar con Vela. Acaso los congresos del PP aclaren algo. La duda estriba en cuanto duraría el pacto y qué coste tendría.