El uso de los aerosoles paralizantes es una práctica prohibida por sus efectos nocivos contra quienes se les rocía el gas. Aunque concebidos exclusivamente para la defensa personal, en ocasiones se utiliza como arma de ataque. Su utilización sólo está permitida a personal especializado, tales como los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, así como otros funcionarios que tienen bajo su tutela a individuos con algún grado de peligrosidad. Sus efectos son: crisis asmática, irritación en las vías respiratorias, un impresionante dolor en la piel y ceguera total transitoria. Su adquisición es fácil a través de internet.