El desempleo de larga duración ha hecho mella también en el centro de acogida de Cáritas, donde este año las estancias han pasado de una semana a dos meses. Se debe a que la mayoría de las personas sin hogar que demandan ahora estos servicios acude desesperada a la ciudad a buscar trabajo tras agotar todas sus prestaciones. Un alto porcentaje de ellos permanece varios meses pero después se marcha a probar suerte a otro lugar, porque en la capital cacereña no ha logrado encontrar un empleo.

En las normas del centro de acogida no existe un periodo máximo de estancia. Para quedarse, los usuarios que solicitan acogida para buscar empleo tienen que acreditar que llevan a cabo una búsqueda activa. "La mayoría de la gente que viene ahora son personas que han agotado todas sus prestaciones, vienen buscando un empleo. Intentamos apoyarles pero también somos realistas con ellos porque es difícil encontrar un trabajo en Cáceres", indica la coordinadora del centro cacereño, Eva Escobar.

Esto explica que el edificio que Cáritas tiene junto a Renfe, a pesar de estar casi al 100% de ocupación todos los días del año, haya registrado en 2013 un descenso de casi un 25% en el número de personas acogidas (atiende a menos gente pero ésta se queda más tiempo). Del 1 de enero al 31 de octubre han pasado por el centro 387 personas, frente a las 535 usuarios de todo el 2012. La mayoría de los acogidos este año han sido hombres (338) de entre 35 y 54 años; un 75% de nacionalidad española (la mayoría extremeños, andaluces y madrileños) y un 25% extranjeros procedentes de Portugal, Rumanía y Marruecos. Todos ellos tienen problemas añadidos como la falta de arraigo familiar, adicciones o enfermedades mentales.

DIA A DIA Para poder acceder al centro primero han de pasar una entrevista con la trabajadora social, ya que no está permitido el consumo de drogas ni otras adicciones; "esto es un lugar serio, no es un hotel", señala la coordinadora. Una vez dentro, es como una casa para ellos. En su día a día se levantan, se asean, desayunan, hacen la limpieza, tienen tiempo libre, comen, meriendan y cenan. Están apoyados por siete trabajadores (cuatro monitores, un psicólogo, una trabajadora social y una coordinadora). Actualmente en el edificio hay espacio para 16 personas.

LOS OTROS SIN HOGAR En la capital cacereña ha comenzado a aparecer un nuevo tipo de personas sin hogar, según Cáritas. Son aquellas de edad media (mayores de 50 años) que habiendo agotado todas sus prestaciones sociales no logran encontrar trabajo pero se resisten a acudir a centros de acogida. Buscan apoyo en casas de familiares pero salen a la calle con carteles a pedir para comer. Cada vez son más. A diario entre el comienzo de avenida de España y San Juan pueden contarse cerca de una decena (a veces familias), cada uno tiene su espacio en la calle. Pedir se ha convertido para ellos en la única opción de trabajo.