Las ciudades felices son esclavas de las modas. En las duras capitales francesas de la industria pesada y la minería del triángulo Lille, Roubaix, Tourcoing, en el Vigo fabril y conservero de Los lunes al sol , en el Langreo minero o en el Bilbao siderúrgico, las crisis económicas, la dureza de las condiciones laborales y una histórica y casi genética tradición de inestabilidad laboral convierten la moda y el aspecto externo en un ingrediente secundario de la vida.

En Charleville-Mezi¨res, capital francesa de la Renault, las obreras salen de casa con un lavado, un cepillado y ropa práctica para ensamblar piezas en las industrias auxiliares del automóvil. Las mujeres de la película Los lunes al sol van a la fábrica de conservas o de congelados embutidas en varias camisetas y calzadas con gruesas botas compradas no por estética, sino por pragmatismo: importa que aíslen de la humedad que dejan las cáscaras de mejillón en el suelo, no que hagan un pie más bonito.

SI CERRARA EL MULTIPLES

En Cáceres y en Zamora, Teruel, Cuenca o Jaén, donde una crisis laboral devastadora sería imposible, a menos que cerrara el edificio de Servicios Múltiples de la capital, se nota el imperio de la moda y la tiranía de la estética. En la ciudad feliz siempre se ha comentado con ironía que las damas se visten con cuidado y se empolvan al detalle simplemente para bajar la basura.

Quien haya trabajado en un centro escolar o administrativo de Cáceres y de San Sebastián o Barcelona podrá comparar la elegancia exquisita con que acuden al trabajo las profesoras y funcionarias cacereñas con el torpe aliño progre de las profesoras catalanas o el funcional vestuario sencillo de las administrativas vascas.

Un caso extremo y muy llamativo es el de los abogados. Si tienen ocasión, acérquense por los palacios de justicia de Pontevedra o Málaga y visiten después juzgados y bufetes de Cáceres. ¡Qué sublime prestancia la de los letrados y letradas de la ciudad feliz , qué donosura, qué estilo, qué cortes de terno, que sastrería exquisita...! Pero tiene uno un caso en Pontevedra y aquello ni parece un caso ni parece nada: abogadillos con jersey de pico, con cazadora gastada, con trajes del siglo pasado y... ¡hasta en pantalones vaqueros!

Con tanta elegancia, tanto culto a la estética y tanta pasión por la imagen, es lógico que en la ciudad feliz se hayan puesto de moda las franquicias de estética, gimnasia pasiva, adelgazamiento instantáneo, fitness, aeróbic y danza gimnástica. Todo el mundo habla en Cáceres de ellas y rara es la familia, el negociado, el instituto o la sección de cajeras y reponedores de híper que no tiene a varios de sus componentes apuntados a un programa de belleza y pérdida de peso.

Es cierto que en otras ciudades también se dan estos establecimientos, pero pocas capitales conocen una eclosión de centros especializados en poner el cuerpo a tono como la ciudad feliz . En estos momentos triunfan las dos tiendas de Natur House , las señoras no hacen más que hablar de Curvas , franquicia que hace pasar el cuerpo del aprobado al sobresaliente, de la metodología embellecedora Integrée , del centro Orthos de fitness, danza, aeróbic y terapias varias...

En cuanto ha empezado a oler a primavera, ha resonado en Cáceres la señal de alarma: ya se asoma la canícula, ya se aproxima la temporada del cuerpo galante y al grito de endurezcamos y adelgacemos, la ciudad feliz se pesa la masa, se mide la grasa, ingiere la fibra, se nutre de magro y resplandece.