Abatido. Es la palabra con la que todos los policías que declararon ayer en el juicio contra Efren Silvino Sánchez utilizaron para definir su estado tras informarle de que una persona había muerto en el accidente. Y con esta palabra se podría definir también el estado de los familiares y amigos que, tanto de él como de su víctima, María Victoria Maya, acudieron ayer a la vista oral.

Los padres de ella no estuvieron presentes. "Querían venir, pero les hemos convencido para que no lo hicieran, pues su madre está muy mal, en tratamiento psicológico desde que ocurrió el accidente", indica a este diario Carmen Vivas, quien fuera una de las mejores amigas y socia de María Victoria.

Esta reconoce que realmente están todos destrozados y que aunque les duele enormemente la pérdida de María Victoria, "ellos no son vengativos y realmente no le desean mal al chico, ni a su familia, a la que también se ve destrozada, pero sí necesitaban que se sentara en el banquillo de los acusados y, de alguna forma, sufriera como lo están haciendo ellos".

Para Carmen lo sucedido, que reconoce fue "un trágico accidente,", "ha destrozado a las dos familias", aunque matiza una diferencia que en su opinión es clara, que "la familia de él quizás consiga olvidar con el tiempo, pero la de María Victoria no olvidará nunca".

El padre de Efren, Silvino Sánchez, comparte el mismo sentimiento. "Lo estamos pasando muy mal, sobre todo mi hijo, aunque somos conscientes de que para ellos es aún peor, pues han perdido a una hija, a la que ya no recuperarán", manifestaba a EL PERIODICO antes de comenzar el juicio.

Comparten su sentimiento, hasta tal punto que no dudaron en visitarles para transmitirles su pesar tras el accidente. Incluso, reconocen amigos de la familia de María Victoria, han querido venir varias veces a traerle flores, "pero los padres de ella prefieren no mantener vínculos, pues el dolor es mayor".

Es claro que ninguna de las familias olvidara aquella trágica madrugada, el desenlace del preludio de unas fiestas navideñas que ambos celebraban. María Victoria murió, y Efren también murió un poco. Dejó sus estudios de Informática en Cáceres --este curso los ha retomado-- y se marchó a su pueblo, Gargantilla, donde vive su familia y su padre tiene un taller de carpintería metálica.

Allí "todos les queremos, pues son una familia muy buena, y Efren es un chico estupendo, que jamás ha tenido un problema, es una pena todo esto", señala Paqui Hernández, amiga de la familia.