--¿Cree que se realizan suficientes propuestas culturales en verano?

--En Cáceres hay bastantes actividades culturales, no se trata de la falta de propuestas sino de que con frecuencia encontramos que la información no es tan fluida como debería con el público. Y esté subvencionada o no la cultura, se pueden hacer cosas. En el caso del Ateneo está financiado por los socios y cuenta con mínimas ayudas. Pero el sector privado se las arregla para sacar numerosas propuestas de ocio y diversión más que buenas para el público.

--¿Cuál es en su opinión la mejor manera de aprovechar las vacaciones de verano?

--Este año lo único que tengo planeado es descansar en Cáceres. Se puede aprovechar el tiempo para leer, si no te dedicas a viajar y ver mundo. Aunque en realidad la gente que viaja todo el año va de aeropuerto en aeropuerto, lo que más ven son las cafeterías y las salas de espera. No tienen esa tranquilidad para disfrutar en un sitio perdido y ver otro tipo de cosas. Quien sabe vivir bien el resto del año, aprovecha también el verano.

--¿Turismo de playa o turismo cultural?

--No es incompatible una cosa con la otra. Mucha gente va a la playa a tumbarse tranquilamente, es una opción. Pero hay muchísimas ciudades de costa que tienen también espacios culturales, museos y monumentos, ofrecen mucho más, combinan playa con patrimonio cultural.

--¿Cuáles son sus lecturas para el periodo estival?

--Como tengo una pierna escayolada, ahora me viene de perlas un buen libro para el reposo. Acabo de terminar uno que me ha encantado, Yo confieso . Lo ha escrito un catedrático catalán, Jaume Cabré, no es un libro muy conocido pero es una gran novela para el verano. También he leído hace poco uno de Gonzalo Bayal, La Princesa y la Muerte .