Por puro sentimiento y cariño hacia la patrona de la ciudad que la vio crecer, la cacereña Marisa Antequera Congregado, hija de la que fue gerente de Modas Dioni, confecciona mantos para vestir a la Virgen de la Montaña «con gusto» cada vez que puede. «Esto no es trabajo ni moda, es sentimiento», añade. Desde hace más de 40 años, Marisa reside fuera de la capital cacereña. Ahora vive en Oviedo y en febrero aprovechó su visita a Cáceres para donar cuatro mantos, uno de ellos será el del besamanto que lucirá el viernes y el sábado la patrona, confeccionado en mikado verde esmeralda con adornos de flores recortadas de tul de seda, bordado en tonos verdes, con mucho trabajo detrás. «La elaboración completa me llevó un mes», cuenta. Se trata de una pieza especial que esconde un gran valor sentimental al estar elaborado en memoria de sus hermanos Mariluz y Antonino, ya fallecidos, relata Marisa Antequera. Los otros están expuestos en la sala Pintores 10. Entre ellos se encuentra uno morado, que Pilar Murillo, la camarera de la Virgen, le sugirió que confeccionara para la Semana Santa. Estas piezas son las 138, 139, 140 y 141 de la colección.

Dionisia Congregado, su madre, fue la que confeccionó el primer manto que donaron en nombre de su familia a la patrona de Cáceres. Marisa recuerda que sería hace unos 63 años, «cuando mi hermano se casó, mi madre elaboró un manto del vestido de novia de mi cuñada, yo tendría 15 años». En Modas Dioni fue donde Marisa aprendió de pequeña el arte de la costura. Lo heredó de su madre y desde entonces, confecciona los mantos, pero siempre en nombre de su familia.

Ahora, desvela que tiene telas ya compradas para dar forma a futuros mantos. «Me gustaría poder vestir a la Virgen en algún Novenario todos los días», relata. Y es que, aunque Marisa resida en Asturias, asegura llevar muy dentro a su ciudad y a su patrona.