Con su particular bigote, el escritor pacense Jesús Carrasco, Premio Libro del Año por Intemperie , es una estrella literataria que se afana en convivir con el éxito. Muy delgado y con mirada fija, ayer compartió un encuentro literario con los alumnos del IES Virgen de Guadalupe en el que respondió a las preguntas que, sobre su ópera prima, le plantearon los jóvenes que habían leído su libro.

En plena vorágine, el autor residente en Sevilla mantuvo la atención del auditorio con reflexiones en torno a su concepción de la literatura y a los cambios que está viviendo en su vida. "Escribir puede crear conciencia", apuntó el escritor, que aceptó la invitación del centro público de la calle Médico Sorapán, con 460 alumnos y 27 profesores, "por su compromiso cívico como ciudadano" con la educación pública.

Directo en sus palabras y con guiños de complicidad, Carrasco recordó que educar "es su espina clavada" tras haber ejercido como profesor de Educación Física, trabajo que abandonó para dedicarse a la redacción publicitaria. Ahora, tras 20 años escribiendo, se ha convertido en un superventas gracias a Intemperie , un crudo relato con el que intenta commover al lector a través de los conflictos y vivencias de un niño que huye: "He visto esta historia en las noticias un montón de veces. Me produce un dolor que no puedo soportar", reconoce el autor, que intenta "generar con el lenguaje una sensación de compromiso", ya que, dice, "los medios han dejado de conmover".

Consciente de que no planeó escribir un libro para jóvenes, a Jesús Carrasco el éxito no le ha cambiado sus hábitos. Se levanta, si es necesario, a las cinco de la mañana para escribir y para a mediodía para compartir la tarde con su familia. Ayer tuvo tiempo en Cáceres de compartir un encuentro con otros escritores en una jornada maratoniana, ejemplo de que su vida ha cambiado "para enriquecerse" a raíz de ser reconocido por la crítica. De momento, él disfruta compartiendo todo eso que cuenta en sus libros.