TLta "marea humana" que en este pasado verano ha estrellado su oleaje de emigrantes famélicos, de refugiados en busca de paz, de familias y niños desamparados, contra las vallas de "concertinas", de alambres de espinos y contra las hileras de policías y soldados disparándoles, sigue lanzando voces de socorro y solidaridad ante el egoísmo y la injusticia; contra los gobiernos --de izquierdas o de derechas-- que siguen poniendo zancadillas y dando patadas a los padres que llevan a sus hijos en brazos, como aquella periodista desalmada y torpe que fue el ejemplo a seguir por todos los políticos de la Unión Europea.

La "marea" se ha convertido ya en un "tsunami" de gentes suplicantes. Y ese "tsunami" está arrasando la poca decencia que aún conservaban los funcionarios e instituciones de la Unión Europea; que han quedado ante todo el mundo al desnudo; después de que sus galas y libreas, sus oropeles de mentiras, fueran arrastradas desde las ostentosas salas del Parlamento Europeo, del Consejo, de la Comisión Europea, del Tribunal de Justicia o desde los despachos de sus titulares, hasta el albañar de barro y abandono de Idomeni , en la frontera griega con Macedonia; hasta los campos de aislamiento de Turquía, contratados por la Unión Europea, que es donde se ve con claridad en lo que se ha convertido el atractivo proyecto internacional de acogida y auxilio a los refugiados de hace unos años.

Ya ha caído la careta de los fariseos, bajo los intereses de banqueros e inversores. Los refugiados se han convertido en un lucrativo negocio para las "mafias" de piratas y bandoleros que las esquilman, venden a sus mujeres e hijos o las precipitan en los fondos mediterráneos en barcazas de desecho, ante la mirada impasible e insensible de los gobernantes europeístas, que solo los valoran como motivo de "gasto público", o como causa de "déficit presupuestario" para sus respectivos países.

Inmigrantes y refugiados han perdido su condición humana para pasar a ser una especie zoológica que cuesta dinero mantener; y que hasta pueden ser terroristas Por ello, los ingleses --modelo de pueblo solidario en sus antiguas colonias-- han preferido separarse de la Unión Europea --Brexit-- y dejar de soportar su acogida y mantenimientos. En Francia ya se habla de separarse igualmente, y rechazar cualquier cooperación para acoger refugiados. Pero, eso sí, ambas esperan seguir vendiendo armas, explosivos, bombas y tanques a los contendientes en Siria, Aden, Sudán o Irak que obliguen a los refugiados a vender sus casas y pertenencias, y abandonar estos países a los futuros especuladores.

Poco a poco van desapareciendo de los tratados las sonoras 'Declaraciones Universales de Derechos Humanos', los 'Principios de la Paz Mundial' y los 'Planes de Cooperación de todos los pueblos del Mundo' para caer en las rastrojeras presupuestarias y en las estrictas medidas para regular los "déficit", que garanticen y aseguren la rentabilidad de las inversiones y de la Deuda Pública; aunque para ello, haya que suprimir la solidaridad, la caridad, la cooperación e incluso la Justicia.