La naturaleza le cambió la vida y ahora se confiesa un enamorado de ella. El cacereño Eustaquio Redondo inauguró el 'Otoño cultural' de Cocemfe con la presentación de exposición 'Hombre y naturaleza', en la que pueden verse hasta el 15 de septiembre cerca de un centenar de animales naturalizados, la mayoría especies protegidas de la región. Su afición llegó por casualidad, después de sufrir un terrible accidente hace 38 años que le dejó en silla de ruedas. Estuvo durante nueve meses tumbado en una cama, pero él se negaba a rendirse.

Redondo es de esas personas que dejan huella. Un día se levantó de aquella cama y decidió comenzar de nuevo. "Sabía que lo que me tocaba era afrontar la vida de otra manera. Tenía que echarle valor para que a mi mujer y a mis hijos no se les hiciera tan cuesta arriba todo lo que había pasado. Decidí empezar a estudiar taxidermia", recuerda Redondo. En un año aprobó el examen y ahora trabaja en el parque nacional de Monfragüe con los animales naturalizados con los que utiliza técnicas profesionales de taxidermia.

Una extensa colección

Su afición es tal que cuenta con una colección de 180 animales desde águilas reales, avutardas, liebres o cigüeñas, con las que estudia construir un museo con fines científicos y educativos. "Este trabajo me gusta porque de alguna manera sensibilizamos a la sociedad con la naturaleza. Exponemos animales que han muerto por impacto ecológico, por lo que es una manera de que la gente se pare a pensar en lo que ello significa", dice Redondo. Los animales proceden de centros de rehabilitación de fauna silvestre o de las intervenciones de los agentes del medio natural sobre fauna accidentada.

Se mueve en silla de ruedas, pero él se niega a llamarse discapacitado: "Somos presuntos discapacitados. Reconozco que a simple vista se ve que tenemos problemas en nuestro cuerpo, como yo que me muevo en silla de ruedas, pero eso no quita que seamos capaces de hacer muchas cosas y de ser profesionales en nuestro trabajo", asegura Redondo. Con esta exposición quiere dar la oportunidad a los "presuntos discapacitados" de compartir un rato con la naturaleza: "Es una forma de que puedan llegar a ver especies que les sería imposible ver en pleno campo, por sus problemas físicos", subraya el artista.

Se reconoce una persona feliz, autosuficiente e integrado en la sociedad. Un ejemplo para sus iguales. "Los presuntos discapacitados tenemos que dar el primer paso para seguir adelante. Habrá gente que nos eche una mano, pero no hay nadie que nos eche las dos a la vez, tenemos que vivir por nosotros mismos", concluye.