Las condenas suponen un espaldarazo a la operación de la Brigada Antidroga iniciada a raíz de una anterior con otro colombiano implicado. En el curso de esa investigación y las escuchas telefónicas que se practicaron, surgió el nombre y teléfono de Pablo Mauricio G. M. como posible traficante. Se pinchó su móvil y después los del resto. Esas escuchas han sido clave para la condena.