Los agricultores deberían ser pagados por regenerar el suelo, mejorar el aire y cuidar la biodiversidad, por constituir la primera línea de defensa en la lucha contra el cambio climático. En esta idea coincidieron ayer, en la segunda jornada del II Encuentro Internacional Amigos de los Arboles, algunos de los ponentes, que pidieron valorar la labor de la agricultura como uno de las herramientas principales ante el cambio climático.

Para Filipe Duarte, catedrático de Física de la Universidad de Lisboa, "el suelo es esencial, sin agricultura sostenible no solucionaremos jamás el problema". Destacó también que el mundo se enfrenta a una "crisis de insostenibilidad" que, señaló, está integrada por cuatro ejes: un pico de precios energético, inseguridad alimentaria, crisis natural y cambio climático. Estos cuatro puntos, íntimamente relacionados, implican a su juicio una dependencia absoluta de los combustibles sólidos; la existencia de una profunda inequidad, con crisis alimentarias producidas, por ejemplo, por la subida del precio de los cereales; una "extraordinaria" pérdida de biodiversidad; y unos efectos ya visibles de los cambios en el clima.

Sobre este último aspecto, el catedrático portugués consideró que los efectos ya son visibles, con fenómenos meteorológicos extremos, como las olas de calor y las sequías, especialmente significativos en lugares como la Península Ibérica.

En la misma línea de defensa de la labor de la agricultura, y la utilización de patrones culturales basados en la naturaleza, manifestando por ejemplo que "sería estupendo que se pagara a los agricultores por su labor, por regenerar el suelo, por purificar el aire, por cuidad de la biodiversidad", se manifestaron Darren Doherty y Katherine Steele, expertos en Permacultura --este término surge de la unión de las palabras cultura y permanente e incluye diversas técnicas dirigidas a la creación de asentamientos humanos sostenibles, en entornos agrícolas o urbanos, teniendo en cuenta las huella ecológica y calculando lo que realmente se necesita para vivir--.

También coincidió con estas ideas el presidente de la Fundación +Arboles, Javier Sánchez, que señaló que la acción de los agricultores "puede ser determinante". Si lo hacen mal, utilizando las técnicas de la agricultura industrial, matizó, "porque agravarán el problema", y si lo hacen bien, mediante técnicas sostenibles, "porque se convertirán en parte esencial de la solución".

Por su parte, el presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente (AEEFOR), Francisco Castañares, aprovechó su intervención en el encuentro para demandar una política forestal europea que cubra la necesidad financiera que tienen los bosques.

Castañares señaló que una de las principales preocupaciones de este sector con respecto a su futuro es la dimensión europea, "porque no existe una política forestal comunitaria que incentive a los montes para generar riqueza y empleo, como ocurre en el sector agrario con la PAC". No obstante, resaltó el valor económico y social de los bosques extremeños y destacó que el conjunto de las empresas asociadas a AEEFOR cuenta con una plantilla de 1.500 trabajadores estables, y genera alrededor de 750.000 jornales anuales.

Aprovechó también para agradecer a la Administración regional su sensibilidad hacia los problemas del sector forestal, al tiempo que deseó que se tenga más en cuenta al monte como generador de riqueza, impulsando medidas que favorezcan la creación de empleo estable y de calidad.