Uno de los hechos más trascendentes en la historia socio-económica de este país fue la expulsión de los judíos de todos los reinos peninsulares y de todos aquellos territorios gobernados por los Reyes Católicos. Estos, a través de una pragmática dictada en Granada el 31 de Marzo de 1492, ordenaban que todos los judíos o se convirtieran al catolicismo o fueran expulsados, dándoles como fecha tope el 31 de julio de dicho año. Esta medida fue acogida por los países europeos como un signo de modernidad.

En dicho decreto se señalaba que la desobediencia supondría para los judíos la pena de muerte y la confiscación de los bienes. Esta expulsión no fue única en Europa, ya desde el siglo XIII diversos países expulsaron a los judíos: Inglaterra, Francia, Alemania, etc... dictaron esta triste medida con anterioridad.

Pero ¿qué había detrás de las expulsiones de los judíos?, aunque se justificaron por la unidad de la fe, por la presión popular y por un ambiente antijudío en la época promovido por la Inquisición, lo cierto es que se venían dando luchas fratricidas entre la nobleza y el clero y la burguesía judía cada vez con más poder y riqueza; ello motivó que los Reyes Católicos con esta medida se embolsaran muchos recursos necesarios para las arcas reales, maltrechas por la reconquista y la incipiente aventura americana. La expulsión de los judíos se convirtió en un magnífico negocio financiero para la corona de los Reyes Católicos.

En Cáceres existía una importante colonia judía, que la mayoría de los historiadores locales cifran en unas 140-150 familias, una décima parte de la población a finales del siglo XV cifrada en unos ocho mil habitantes. Estos judíos cacereños vivían en su mayoría en el barrio existente junto a la actual ermita de San Antonio, que se construyó en el solar que ocupaba la sinagoga cacereña y, posteriormente, en los alrededores de la Plaza Mayor. Pocos datos fidedignos tenemos de la posible conversión de los judíos cacereños al cristianismo para poder así quedarse, pero por documentos posteriores sí que sabemos que algunas familias lo hicieron.