La segunda jornada de Extremúsika confirmó ayer la fenomenal respuesta de público del estreno (12.000 espectadores) y registró llenos en el hípico, donde se estrenaron los dos espectaculares y principales escenarios. Por la noche, las colas para acceder al recinto fueron incesantes y para hoy se prevé un colapso mayor, dado que el festival llega a su cenit. En el exterior, en la carpa Covers Amstel del ferial, que sirvió para la apertura del jueves, la respuesta fue menor para disfrutar de las bandas de versiones, novedad en esta edición.

Tras una madrugada con frío, la mañana del viernes amaneció cubierta de nubes. De nuevo, la amenaza de la lluvia, que se evaporó a mediodía con las primeras cervezas y la música de las bandas que fueron desfilando por los dos espacios del hípico. A las 15.30 horas, solo tres horas después del primer concierto de los sevillanos Fugü, al que siguieron los extremeños Los Jacobos y Maggot Brain --con nota alta--, el recinto ya presentaba un fenomenal aspecto con más de media entrada. La Pulquería, con una mezcla explosiva de ska y rancheras, había sorprendido a la hora de la comida, para muchos la del desayuno tras una noche larga. Kaótico, puños en alto demostración de su energía de guitarras, dio paso a Segismundo Toxicómano y Sínkope.

Fue uno de los momentos más emotivos de la jornada. Eran las 16.30 horas y Vito, el vocalista de la banda extremeña, recordaba al padre de Miguel Alvarez, bajista del grupo, fallecido en la mañana de ayer. "A mi aire, por mi aire, con vosotros por un pez", dijo Vito. Tres canciones, palmas y la necesidad de acompañar al amigo dejaron al público deseoso de algo más.

Fuera del hípico y de nuevo con la puntualidad que está caracterizando el festival, el cartel esperaba el debut de los covers , las bandas que rinde tributo a su grupo favorito. Pal Keli, ese calco de los 0´Funkillo, enganchó y sirvió para descargar uno de los espacios principale, donde La Mala Rodríguez, icono rap con raíces andaluzas, demostró que el hip hop de calidad, reivindicativo en defensa de la mujer y mestizo también tiene cabida.

Siguieron El Bicho, a pecho descubierto y aflamencado, y Los Suaves hicieron botar al público que, a las siete de la tarde, prácticamente rellenaba el terreno del hípico. Al atardecer le quedaban la original propuesta de Albert Pla, contrapunto del festival, con la guitarra a cuestas y poesía atrevida en sus canciones. Su versión del clásico A Walk On The Wild Side fue inolvidable. Ironizó en su despedida con un adiós a Badajoz en lugar de a Cáceres.

El flujo de espectadores fue constante durante todo el viernes en el recinto del festival. La cerveza y el calimocho se consumieron por miles de litros y la normalidad fue la nota predominante. El público de Extremúsika disfruta de este maratón de más de 40 horas de música sin más pretensiones que divertirse y disfrutar de los grupos de cartel. Al cierre de esta edición, Ilegales comenzaba a sonar en el escenario en un hípico que presentaba un aspecto único para entrar en la historia de los conciertos en el recinto municipal.

Los Parpel, copia de Deep Purple, y Micromachine, de Rage Against The Machine, habían subido a la carpa cover. Quedaban los clones de La Polla Records, Sex Pistols y Leño para completar un día a pedir de boca.