Luis Guillermo M. B., el colombiano de 48 años, había llegado a España tan sólo ocho meses antes de su brutal asesinato y descuartizamiento. Antes de Cáceres, tenía fijada su residencia en Costa Rica donde consta que había regentado un supuesto negocio de exportación e importación de zapatillas. Aquí en Cáceres no se le conocía ningún oficio. El imputado como su presunto homicida, Horacio C. C., ha reconocido que le contrató en una ocasión para trabajos de construcción en una casa y realizó alguna chapuza con él y su suegro.

La víctima y Horacio C. C. se conocieron a través del hermano del fallecido, J. E. M. B., de 38 años e implicado supuestamente en el asesinato, que eran amigos y compañeros de profesión en el sector de la construcción. Los seis imputados por el crimen están legalmente en España, no así el fallecido, aunque había iniciado los trámites para su regularización. La víctima tenía en Cáceres, además de a su hermano, a una hija que denunció su desaparición dos semanas antes de que se hallaran los primeros restos su cadáver en el Almonte.