La Asociación Cacereña para la Protección y la Defensa de los Animales, que gestiona la perrera a cambio de una subvención de 48.000 euros al año, no ha cobrado un euro desde enero y debe todo el pienso y las atenciones veterinarias de 80 perros y varios gatos. Hasta ahora ha capeado la situación gracias a la paciencia de proveedores y veterinarios, y a los donativos y cuotas de sus socios, pero todo tiene un límite. La protectora ya no entregará perros en adopción debido a que no puede garantizar las condiciones sanitarias que considera necesarias. Tampoco hay más dinero para recargar el combustible del coche utilizado en la recogida de animales abandonados.

"No queremos seguir abusando de la buena voluntad del veterinario, le debemos muchísimo dinero. Por eso ya nos limitamos a llevarle a los animales en mal estado", explica Isabel Alcalá, una de las responsables de la protectora. Los perros no tienen por tanto microchips, tampoco están castrados ni esterilizados, ni cumplen todos los requisitos sanitarios que el colectivo se impone (vacunas, analíticas...) para que lleguen a sus nuevos hogares en perfectas condiciones, "y así se les mantenga siempre".

El poco dinero que aún conserva la protectora, sobre todo por donativos del extranjero y por ayudas especiales que ha recibido a raíz de la publicación de su precaria situación en este diario el pasado día 21, solo permite seguir pagando los sueldos de los dos empleados que ayudan a las voluntarias, y que también dependen de la subvención municipal. "Cuando se acabe la gasolina del coche, ya no podremos llenar el depósito, y a ver cómo recogemos a los animales abandonados", lamenta Alcalá.

De hecho, la protectora ya anunció hace unos días que no se hará cargo de más perros si el problema persiste. "Estamos realizando un servicio público y el ayuntamiento se desentendió hace meses, es incomprensible, no tiene ni pies ni cabeza. Ayer mismo entraron siete animales más: una madre con cachorros y dos podencos. ¿Qué hacemos? ¿Los dejamos en la calle? Ya no damos para más", afirma indignada la voluntaria.