Recluidos en casa, salvo para salir lo imprescindible a la calle, donde en los medios de transporte y en las grandes áreas comerciales les toman la temperatura, como medida de prevención ante el coronavirus, viven en la ciudad de Shenyang (China) el matrimonio cacereño formado por Marta Alonso y Nacho García, junto a sus hijos, de cuya salud tienen que informar diariamente a sus centros escolares.

Con unos 14.000 afectados y más de 300 fallecidos en China, este nuevo tipo de coronavirus causa neumonía que cursa con fiebre, fatiga y tos seca y en muchos casos disnea o dificultad para respirar, una enfermedad que ya se ha expandido a más de una veintena de países.

En declaraciones a Efe, este matrimonio de Cáceres con siete hijos de entre 3 y 14 años, profesores de español en la ciudad de Shenyang (China), donde ya habido numerosos casos de coronavirus, relatan cómo es su día a día tras la eclosión de esta enfermedad.

A juicio de Marta, la situación se vive con más «pánico» en occidente que en su ciudad, de ocho millones de habitantes, a unos 800 kilómetros de Pekín y alrededor de unos 1.800 de Wuhan.

«Los chinos tienen mentalidad distinta a la occidental. Si tu sales a la calle y ves estas medidas de seguridad y control, te mueres de miedo porque piensas que aquí está pasando algo muy gordo, pero con un simple constipado se ponen mascarillas, es lógico que las usen», afirma esta madre de familia.

Actualmente sus hijos no van al colegio por vacaciones hasta finales de febrero, algo que seguramente se alargue para evitar contagios, cuentan, y mientras tanto, tienen que informar mañana y tarde a sus profesores de su estado de salud, e incluso de si han recibido alguna visita.

«No sé si hay mucho miedo porque pasa algo o porque son muy precavidos», expresa, por su parte, Nacho, para quien la información oficial proporcionada es «muy estricta» pues hay «mucho control» y «no es clara».

Ellos viven en una de las típicas urbanizaciones cerradas del país, en las que desde la semana pasada ningún mensajero puede entrar, sino que los envíos se recogen fuera de la urbanización, y llevan de forma estricta las recomendaciones para evitar el contagio, como lavarse las manos continuamente.

Carteles por los espacios públicos, que son desinfectados constantemente, les recuerdan la prohibición de cualquier tipo de reunión o evento, mientras pasan el tiempo en casa con sus hijos «jugando, bailando, tocando la guitarra y cocinando ricas comidas», como paella o hamburguesas, cuenta Nacho.

Respecto a la obligación de usar mascarillas, relata cómo al día siguiente de comprarlas se habían agotado en el establecimiento, incluso no había jabón de mano en las estanterías.

«Algo que no se está diciendo es que aquí la sanidad no es pública, en urgencias, por una radiografía se paga, pagas y luego te atienden, tanto a chinos como extranjeros, entonces algunos no van al hospital si tienen neumonía, por lo que es más difícil contener el virus», asegura este extremeño.

A su juicio, hasta que no llegue marzo y toda la gente vuelva de sus vacaciones no se va saber realmente el alcance del contagio que hay, pues, aunque el pasado viernes fue el primer día no festivo, muchos aún continúan celebrando el año nuevo chino, la fiesta más importante del país y por la que millones de habitantes se han desplazado a sus lugares de origen para festejarla.

Preguntado por si se plantean volver a España, responde no saber qué es mejor, pues «aparentemente estamos seguros en casa y meternos en un aeropuerto o avión podría ser más peligroso que quedarse», afirma.

Para su mujer, las autoridades chinas han tardado «más de lo deseado» en hacer público la situación por el virus desde el primer caso en diciembre de 2019, pero «están tomando seriamente medidas» contra el coronavirus, que ya lleva más contagios que la última gran epidemia en China en 2003 por el SARS.

Esto lo achaca a la dificultad de controlarlo por su propagación en periodo de incubación y a las fechas del brote, un periodo en el que se viaja mucho por la fiestas de año nuevo, aunque por las noticias que le llegan, hay esperanza ya que comienza a haber más curados que fallecidos por el coronavirus.

Esta familia está en permanente contacto con el Consulado de España, que este domingo ha enviado a los residentes españoles en China una carta recordándoles las indicaciones para evitar el brote, actualizándose permanentemente, así como la recomendación de evitar todo viaje «no imprescindible» a este país asiático.