Un doble crimen siempre es insólito, pero en una ciudad pequeña como Cáceres y al tratarse de una familia bastante conocida, el asombro aumenta. Muchos se mostraron ayer tristemente sorprendidos al conocer la identidad del matrimonio fallecido, Manuel Barra y Consuelo Quintanilla, vecinos durante largos años de las Tenerías Bajas, donde criaron a sus seis hijos. Pero además, Manuel ha sido un trabajador incansable, especialmente al frente de su almacén de plásticos y papel, en la ronda de Puente Vadillo, que surtía a numerosos negocios de Cáceres.I

El entorno del Madruelo fue el hogar de esta familia. "Eran muy buena gente, muy queridos", recuerda una vecina criada en la misma zona. Manuel trabajó durante años como representante de firmas de bebidas y después se centró en su negocio de plásticos en San Marquino, donde todavía se ven las letras borrosas de su primer almacén, cerca del actual, ambos muy próximos a Fuente Rocha. Hace diez años, el matrimonio, ya mayor, se trasladó a vivir al residencial Gredos, en la zona norte de Mejostilla, donde había adquirido una unifamiliar de nueva construcción. Desde hace un tiempo compartían la casa con uno de sus hijos, del que anoche aún no se tenían noticias.

"¿Manuel? Imposible"

En las tiendas y en muchos negocios de hostelería y de distintos sectores se recordaba ayer a Manuel llevando las bolsas, papel y otros envases, siempre amable. "¿Manuel Barra? Imposible ¿Qué ha pasado?", comentaba estupefacto el personal de un negocio vecino, en Vadillo. Más arriba, en una tienda de alimentación, tampoco daban crédito. "El estaba jubilado pero le gustaba venir a la nave para estar con el hijo que ahora lleva el negocio, donde trabaja otra hija y un operario. Manuel era muy buena persona, se relacionaba con la gente, llevaba veinte años aquí con la empresa, si no más", explicó un vecino.

En definitiva, el típico negocio familiar de atención personal y directa que todos aprecian en una ciudad como Cáceres. De hecho, la presencia de la policía en el almacén a media mañana había causado sorpresa en San Marquino. Fue el hijo quien se extrañó de que su padre no llegase a la nave el lunes por la mañana, y a partir de ese momento se hallaron los cuerpos en la casa, siempre según testimonios vecinales.

El funeral por el matrimonio todavía no tenía fecha ni hora al cierre de esta edición. El personal del Tanatorio San Pedro de Alcántara no conocía ayer ninguna información al respecto, ya que los cuerpos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Cáceres para practicarles la autopsia, y hasta hoy no trascenderá cuándo será posible el sepelio.