Cáceres vuelve a tener chabolas, aunque de forma simbólica y reivindicativa. Una veintena de familias gitanas levantaron ayer seis barracas de madera y plástico en Aldea Moret (en la barriada de La Esperanza) para pedir que se agilice el proceso de readjudicación de las viviendas sociales vacías que hay en el barrio, algo más de un centenar, y para denunciar el hacinamiento en el que llevan meses viviendo, según aseguraron.

Tanto desde el ayuntamiento como desde la Junta de Extremadura se criticó esta medida "ilegal" de presión, desmintiendo la situación de precariedad que denuncian las familias, y se trasladó a las fuerzas de seguridad la orden municipal de desalojar hoy a los chabolistas, según confirmaron fuentes policiales.

El subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, visitó por la tarde el asentamiento chabolista para comprobar el avance de las construcciones. La policía local también se personó en el lugar y advirtió a sus promotores de que estaban incurriendo en una ilegalidad. "Nos han dicho que nos van a desalojar, pero nosotros no nos vamos a mover de aquí", aseguró uno de los activistas.

SOLICITANTES DE PISOS La veintena de familias gitanas forman parte del grupo de antiguos ocupantes ilegales de las viviendas sociales de la Junta de Extremadura en el barrio que, a partir de marzo, fueron desalojados o, a raíz de los mismos desahucios, entregaron voluntariamente los pisos para poder optar a una adjudicación legal de los mismos, para lo que ya han formalizado la solicitud.

Ayer denunciaron que, desde entonces, viven hacinados en casas de familiares, donde habitan tres, cuatro o hasta cinco familias. "En algunas casas hay hasta 17 personas", afirmó Ramón Bote Vargas. Este vecino, de 55 años, contó que él había tenido que dar cobijo a sus dos hijos y nietos. Este aseguró que en esta situación hay unas 100 familias.

La construcción de las chabolas empezó sobre las 10.30 horas en la explanada sin edificar que hay frente a la calle Juan García García, junto a la vía del tren y próxima al centro de interpretación de la minería. La iniciativa pretendía ser testimonial y como acción de protesta, aunque algunos afectados, como José María Paredes, amenazó con dormir en una de ellas con su mujer y sus dos hijos a partir de esta noche. Por la tarde, las familias habían conseguido levantar seis chabolas con maderas, cartones y plásticos y habían trasladado a su interior diversos enseres para habitarlas en los próximos días.

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