«En estos momentos, estamos saliendo en televisión» comentaba entre risas un grupo de adolescentes de regreso a casa tras una jornada de clases en el Instituto de Secundaria Norba Caesarina. Eran más de las dos y sabían que, a esa hora, son los informativos de las cadenas. Las cámaras habían entrado en las aulas para grabar a dos jóvenes de diecisiete años, Sergio Lasso y Aitor González, que el lunes habían salvado la vida de un compañero de clase al practicarle ejercicios de reanimación tras sufrir una parada cardiorespiratoria. Cámaras, prensa, micrófonos de radio, incluso un programa de televisión, Aitor González asegura «todavía no somos conscientes» de la fama que han adquirido.

Los chicos que comentaban divertidos su aparición en televisión parecían encantados, pero los verdaderos protagonistas de la historia se lo toman con mucha más sorpresa e, incluso, timidez.

Sin embargo, no actuaron como timoratos el pasado lunes, cuando sin pensárselo, «nos salió del alma», asegura Sergio Lasso, practicaron unos primeros auxilios a su amigo Luis que le arrancaron de la muerte y permiten que ahora se recupere en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital San Pedro de Alcántara. «Hemos intentado ir a ver a Luis, pero no nos han dejado entrar, como está en la UCI», explica Lasso, como le llaman sus amigos, «pero la familia nos ha dicho que está mejor, que ya habla y está consciente», aunque aún no han podido intercambiar palabra con él. Sí lo han hecho con sus padres que, según cuentan, les abrazaron al verles sin saber cómo agradecerles su acción, «tampoco sabemos cómo reaccionar a tanta euforia», comenta Aitor.

Los dos jóvenes conocen cómo realizar ejercicios de reanimación, pero nunca se imaginaron que los iban a llevar a la práctica. No son los únicos que tienen estos conocimientos en este centro, por ejemplo, el profesor de Educación Física, Antonio Salas, también los tiene pero «estaba fuera del edificio», comenta, cuando Luis se quedó en parada cardiorespiratoria, por eso no pudieron llamarle. Pero ahí estaban Lasso y Aitor, que supieron reaccionar rápido aunque «es muy diferente en la vida real», aseguran a coro, a los ejercicios que se practican con los muñecos en las clases de instrucción. «A parte de tener la tensión, los nervios, la vida de una persona depende de ti...», se estremece Aitor, «porque el muñeco se te puede morir, pero bueno, le das a cambiar el programa y lo vuelves a hacer», dice Lasso; pero con Luis no había segunda opción y, a pesar de su juventud, ambos tuvieron la sangre fría de saber llevar sus conocimientos a la práctica de manera exitosa.

Ambos consideran que «es muy importante» que haya desfibriladores en los institutos o lugares normalmente muy concurridos, «pero también tiene que haber gente que sepa cómo utilizarlos, para eso te tienen que dar cursos». La misma opinión comparte la jefa de Estudios, Berta Rodríguez, «es fundamental, visto lo visto». Y en este sentido se ha pronunciado también el sindicato de profesores Anpe, que solicita, según su presidente regional, Antonio Vera, «la instalación de desfibriladores semiautomáticos externos, sobre todo en los institutos de la región, así como habilitar un programa formativo para los profesionales de dichos centros».

Humildad

Aitor y Lasso reaccionan con humildad a las preguntas de la prensa y no se olvidan del resto de sus compañeros de clase, de los que aseguran, «supieron reaccionar muy bien, llamando al 112 y siguiendo las instrucciones de los profesores » y resumen, «fue la actuación de todos» lo que consiguió salvar a su compañero.

Lasso y Aitor salen del instituto con prisa, porque tienen que comer antes de ir a Mérida a contar su historia en un programa de televisión. Aunque atienden amablemente a todos los medios, quieren que ya pase todo el revuelo y celebrar, por todo lo alto, el regreso de Luis.