En la plaza de Argel nada es lo que parece. La plaza de toros es, en realidad, un matadero de desechos de novilletes, el colegio del Perejil es en realidad de Pérez Gil y el centro de salud pone enfermos a los sanos.

El pobre hombre había acudido al médico para que le recetara la vacuna contra la gripe, pero se encontraba bien... hasta que entró en el centro de salud. De repente comenzó a sentirse un poco raro. Le daban como mareos. Le retumbaban los oídos, el suelo temblaba, las baldosas bailaban. Se puso tan nervioso que no hubo más remedio que pasarle antes de tiempo a la consulta. El galeno comenzó por auscultarle. "¿Fuma usted mucho?". El paciente no ha fumado en su vida. "Pues tiene un sonido pulmonar muy raro". ¿Habrá contraido ya la gripe? "Parece como si le pasara un camión por los bronquios". ¿Cómo estará su corazón? ¡Madre mía! Si el ritmo cardiaco es muy irregular. "¿Le duele el pecho?". Puesto que el sanitario no encuentra razones que expliquen el caso le cubre un volante: "Con esto se va a la Clínica Ruber". El hombre se alarma: "¿Pero es muy grave?". Está en la puerta de salida del centro de salud cuando el temblor aumenta. Es que pasa un camión por la calle. Comprende la situación, corre a sacar de dudas al médico y se lo encuentra bajando la escalera al galope. "¡Salga de aquí, que se cae el edificio!".