TEtste sí que es un hermoso deseo, mil veces expresado ante unas nuevas elecciones, que demuestra la enorme capacidad de fe, de esperanza y de caridad que tenemos los españoles ante los "milagros" de la democracia.

"Votad con acierto y obtendréis la felicidad". Parece que reza un viejo proverbio electoral. ¿Alguien sabe qué es la felicidad? Ni los más conspicuos filósofos de la antigüedad acertaron con la descripción definitiva de este estado de ánimo que baña a los individuos de satisfacción, alegría, equilibrio psíquico o plena realización personal. Ni siquiera se sabe si la felicidad es una circunstancia plenamente individual, sin posibilidad de contagio ni trasmisión; o si, por el contrario, solo se puede dar en ciertas colectividades místicas, ultraterrenales en las que haya desaparecido cualquier otra sensación de dolor, de frustración, desengaño o envidia; que son las que en la vida corriente impiden la conquista de la verdadera felicidad.

Vamos a suponer --para nuestro propósito de intentar hacer felices a todos nuestros amigos y lectores-- que la felicidad es la consecución de la mayoría de nuestros sueños personales a través de las condiciones que nos ofrece el contexto social en el que vivimos. Conseguir un empleo bien remunerado, en el que nos realicemos como individuos útiles al resto de la sociedad. Conseguir una vivienda digna para nuestros allegados, mujer, hijos y nietos, de la que no nos puedan echar ni aumentarnos la renta. Contar con servicios básicos en toda sociedad desarrollada: sanidad, educación, consumo de energía doméstica, atenciones para familiares discapacitados, etc. O con los servicios necesarios para llevar una vida digna; como alimentación, vestido, cultura y otras varias. Para las cuales el salario de nuestro trabajo sea suficiente cobertura para cubrir la codicia propia del mercado. Incluso, gozar de libertad para pensar, decir, creer o aprender todo aquello que nos parezca interesante y trascendental para nuestra salud mental, o para sentir la alegría de convivir con otros hombres y mujeres.

XTODOS ESTOSx bellos deseos los colocaremos en la urna junto a nuestra papeleta, esperando que en los próximos cuatro años no pase como en anteriores ocasiones, que ni se cumplieron ni se contemplaron, a pesar de las promesas.

Muy al contrario, en general fueron años críticos, con muchos desengaños, con ruptura de las viejas ilusiones que siempre creímos realizables. Pues a quien dimos la llave de nuestros sueños con los votos; que siempre repetía que los iba a hacer realidad mediante leyes justas, creando nuevos puestos de trabajo, repartiendo mejor los bienes comunes y evitando los abusos, desahucios, fraudes y corrupciones de los responsables de la administración y del buen gobierno, pronto olvidó sus promesas, provocando más desigualdad y pobreza.

Sí es verdad que en aquellos años se llenaron muchos bolsillos; se abrieron muchas cuentas opacas en "paraísos fiscales" y se dilataron indefinidamente muchos procesos y juicios hasta conseguir el sobreseimiento por prescripción de los delitos. ¡Felicidad si hubo para unos pocos; pero también mucho padecimiento para la mayoría de la gente honrada!