Estuvo siempre en la oposición, no conoció las mieles del éxito porque tenía la mala costumbre de decir con claridad lo que pensaba a propios y extraños. Lo sabe, lo asume y no se arrepiente. Ha visto la cara de la política, la posibilidad de transformar la sociedad, pero también ha visto la cruz, el aprovechamiento personal de los cargos, y eso le repele. Felícitas Cansado no se esconde, responde rápido a todo y no pide que se matice nada.

--Hubo un tiempo en que la política no era cosa de mujeres. Usted fue la primera concejala cacereña del PP junto con Teresa Bravo en 1986...

--No era cosa de mujeres ni en el ámbito de los partidos ni en el familiar. Los partidos ponían mujeres porque había que hacerlo, y eran elegidas no por lo que pudieran valer, sino por lo que podían representar. Reconozco que mi perfil era el adecuado: madre de familia con dos hijas, trabajadora y a la vez estudiante de Derecho, pero yo no lo merecía más que otras, y había que ser atrevida. En cuanto a la familia, mi padre siempre me decía que era cosa de hombres, que qué hacía yo allí. No fue a mi toma de posesión, pero acabó entendiéndolo.

--Y ahora llevamos dos alcaldesas seguidas... ¿Gobiernan igual mujeres que hombres?

--Las capacidades son las mismas, pero no las formas de hacer las cosas. Son distintas, ni mejores ni peores. Los hombres ven la política como un ejercicio profesional, como un medio de vida. Nosotras como una vía para ayudar a los demás, somos más idealistas, aunque las mentalidades han cambiado con el tiempo.

--Eres una mujer de armas tomar. Llevaste un adoquín al pleno para demostrar el estado de las aceras de la Peña del Cura...

--Sí, estaban levantadas y no las arreglaban por nada del mundo.

--'El Molinero' y 'El Millonario' ofrecieron en Cáceres una corrida solo para mujeres. Pediste públicamente que nadie fuera.

--Utilizar a las mujeres para actos públicos me parece odioso, tienen que ser siempre para todos. No me gustan las diferencias ni en positivo ni en negativo.

--Participó en hitos del pasado cacereño, como la salida del mercadillo de Camino Llano, o el final de la feria en Los Fratres. ¿Qué le paso con la perrera?

--Visité las antiguas instalaciones, en el Sepei actual, y me quedé escandalizada. Los perros estaban atados con cuerdas a tal distancia de la comida y el agua que se ahogaban. También los mataban de una manera que no quiero recordar. Hablamos con Veterinaria, el alcalde Sánchez Polo lo entendió y se hizo la nueva perrera. Aquello era indigno.

--Y denunció la existencia de jeringuillas dentro y fuera del depósito de agua de La Sierrilla...

--Tuvimos que llamar la atención sobre el asunto, aun así el gobierno local siguió negándolo.

--Usted aguantó una oposición dura, en tiempos bastante difíciles para la derecha...

--Fue una época muy complicada. Escondíamos los coches cuando íbamos a los mítines para evitar que nos pincharan las ruedas. Hasta nos pegaron en un municipio, nos tiraron sillas y a mí me acorralaron. Era entonces diputada provincial y acudimos a poner una moción de censura, ya que uno del PSOE se había pasado al PP, esas cosas que en verdad no se deben admitir. En general, sin quitar méritos, la política era más difícil. Volvías de madrugada a casa, con averías en las carreteras, sin móvil ni portátil, a base de bocadillos...

--Y ganaron las elecciones de 1995 con Saponi al frente. ¿Por qué no saboreó las mieles?

--Del ayuntamiento guardo muy buenos recuerdos. En 1995 yo iba en principio en la lista, pero se incluyó en los primeros puestos a personas del CDS que se habían dedicado durante años a tirar todas nuestra propuestas. Yo no he entendido nunca esos cambios, esos acuerdos, no lo compartí y de ahí mi marcha.

--De nuevo su carácter...

--Me dijo Felipe Camisón: "¡Qué pena! podrías ser una buena política si no hablaras tanto". Me he criado en una familia de centro derecha, pero en el fondo soy muy rebelde, y eso me ha llevado a la luchar por todo.

--¿La política era muy distinta?

--Totalmente. Antes no teníamos nada, solo ilusión por el cambio, por mejorar el país. Ahora no digo que no lo sientan así, pero ves corrupción por todos lados.

--¿Cuál fue la principal lección?

--La política me hizo desconfiada. La ambición y las traiciones de los propios compañeros son peores que la oposición. Pero me he quedado con los buenos recuerdos, con la unión que llegó a tener el PP en el ayuntamiento, con el ejemplo de gente de otros partidos como Manuel Veiga, con lo que aprendí de Saponi, que sabe todo lo necesario de una administración....

--¿Volvería a la primera línea?

--Ni a la primera, ni a la tercera. Eso sí, continúo afiliada al PP y ayudaré en lo necesario.

--Usted que ha estado dentro, ¿pueden unos u otros gobernantes recuperar este país?

--Muy difícil, hay que levantarlo entre todos, el gobierno solo no puede. Quiero algo mejor para mis hijos y nietos, y si hay que pasar sin una extra o con una congelación de sueldo, pues eso. Da vergüenza el dinero que se ha tirado en infraestructuras inútiles y cosas peores.

--La corrupción viene de lejos. Usted denunció a un edil que usaba el coche municipal para vender melones. Dígame tres medidas para acabar con esto.

--Limitación de los cargos a ocho años, publicación de las nóminas de los políticos, y el que la haga que la pague devolviendo hasta el último euro.

--Presidió el primer colectivo provincial de mujeres y lleva años al frente de la Asociación de Mujeres Independientes...

--Sí, ayudamos a familias en situaciones de verdad muy duras, y realizamos actividades de ocio, cultura y formación.