1896 fue un año muy importante para la ciudad: inauguró la luz eléctrica, el Paseo de Cánovas y la Feria de Mayo. Cáceres nunca tuvo especial fe por San Fernando y nunca le levantó ermita o capilla; realmente la fecha de la feria la eligieron los ganaderos y solo el azar y no una tradición religiosa quiso hacerla coincidir en el calendario con San Fernando. El Rodeo fue su primera ubicación y muy pronto la feria tendría eco en Cáceres.

Este año se han cumplido, precisamente, 27 del traslado de la feria a su recinto actual: el campo de aviación. La feria también estuvo en El Rodeo y después en los Fratres. Y sea en cualquiera de sus ubicaciones, los cacereños han sido fieles a la tradición de cada mes de mayo. Porque la feria está relacionada con muchas pequeñas historias de miles de cacereños, algunas de ellas contadas de forma realmente magistral por Francis Villegas y José Manuel Rubio , fotógrafos de El Periódico Extremadura que desde ayer y hasta finales de junio muestran en Café Bar Santé (Reyes Huertas, 20) una exposición con siete imágenes publicadas en este diario sobre la Feria de Mayo, algunas de ellas fotos de portada de este rotativo por su actualidad, plasticidad y belleza.

La ilusión de los niños en los cacharritos, la camaradería de los cacereños en las casetas o un inolvidable concierto de Fito Cabrales (Fito&Fitipaldis) son algunas de las propuestas que los autores ofrecen en esta muestra que no se deben perder. Ya sabe, lo encontrarán en Santé, donde por cierto, Nuria Romero, su dueña, ya está hecha toda una experta en rooibos, el té de moda.