La Feria de Día seduce. Los hosteleros se gustan, y eso atrae. Ayer las calles San Pedro de Alcántara, Obispo Ciriaco Benavente y Obispo Segura Sáez registraron una gran afluencia. Desde la hora de las cañas hasta bien pasada la sobremesa, los cacereños demostraron que también demandan una feria en la ciudad, más cerca de sus domicilios y sin necesidad de coger transporte. "Aquí podemos comer y beber y, cuando nos cansamos, nos vamos andando a casa", manifestaba Noelia, que disfrutaba junto a varios amigos en los veladores instalados en las céntricas vías cacereñas.

Y es que muchos de los restaurantes han variado el menú. Lo han bajado de precio y se han adaptado a la demanda de la feria: sirven bandejas de pescaíto frito, gambas o jamón y, de bebida, rebujito en jarra o en tubo, además de las tradicionales como cerveza o vino. "Nosotros hemos puesto la comida más barata de lo normal para motivas a la ciudadanía a que venga", explican los dueños de Más que Tapas, en San Pedro de Alcántara, que han añadido a su carta los platos antes mencionados pero han conservado los tradicionales de su oferta, como ensaladilla rusa o croquetas.

Sólo es la definición del síntoma. El Nuevo Cachito, que aseguró que lo más vendido son los huevos estrellados con jamón ibérico; La Cafetera, que ofreció ya ayer (y lo hará durante toda la feria), chipirones, sepias, calamares o botellas de manzanilla... Todos, que ya lucieron ayer sus mejores galas con atuendos y adornos flamencos, intentan seducir a la ciudadanía para que disfrute por el día en las calles de su ciudad. "La carta está pensada para poner ambiente de feria", aducen desde el restaurante Viña Grande.

Y el resto de zonas de la ciudad que organizan Feria de Día, más de lo mismo. Lizarrán, el hotel Alfonso IX, Corregidor y Los Ibéricos, locales todos de la calle Moret, se engalanaron ayer y ya preparan sus especialidades de feria y, algunos de ellos, sus espectáculos de flamenco.