Ha sido sin duda la mejor edición de las cuatro que se han celebrado hasta el momento, con la plaza Mayor llena de público y los estands dispensando tapas, dulces, vinos, refrescos y licores a diestro y siniestro, incluso algunos han agotado parte de su género. La Feria Gastronómica de Cáceres se ha consolidado como la gran cita culinaria en puertas de la primavera: 125.860 tapas vendidas en tres días, largas colas que han obligado a improvisar varios puestos de tiquets, y una afluencia continua que incluso impidió el sábado que los estands cerrasen a su hora (tuvieron que continuar desde las siete hasta las nueve). Sin embargo, el éxito del traslado a la plaza Mayor no podrá mantenerse tal cual el próximo año, puesto que las obras de remodelación de este enclave se prolongarán hasta finales de marzo.

"De momento no vamos a especular, pero debemos cambiar de fecha o recinto", afirmó ayer Rafael Robina, gerente de la Institución ferial de Cáceres, organizadora de la cita junto al Consorcio 2016, Torta del Casar, Caja Extremadura y Mahou. De hecho, el certamen no tiene todavía clara su ubicación definitiva y habrá que barajar varios factores para decidirla, especialmente por el fuerte crecimiento de la feria año tras año (ya se ha celebrado en el mercado de la Ronda del Carmen y en el pabellón Serrano Macayo, hasta que ambos se quedaron pequeños). Dos son los emplazamientos entre los que optará: el centro urbano, o el futuro Pabellón de Ferias y Muestras de Cáceres, previsto en el ferial.

El centro urbano (la plaza u otra ubicación), más próximo al casco histórico y al turismo, ofrece mayor encanto, pero las condiciones son peores al no contar con una infraestructura fija (por ejemplo si este año hubiera llovido, la afluencia habría caído drásticamente). El palacio de ferias estará más lejos, pero con dotaciones considerablemente mejores. Al final, las empresas participantes buscan la seguridad por encima de todo, y foros gastronómicos como el del palacio de congresos de Badajoz tienen incluso más éxito que el cacereño. Habrá que decidirlo.

En cualquier caso, las 34 empresas participantes se marchan este año más que satisfechas. Solo ayer se vendieron 68.000 tiquets (las tapas han costado entre 1 y 2), frente a los 58.000 de los dos primeros días y a los 56.000 de toda la edición anterior. "Estamos realmente sorprendidos", confesó Rafael Robina al finalizar el recuento. Los tres restaurantes que más raciones han dispensado han sido La Dehesa del Castúo (11.506 tiquets), Mesón El Encinar (8.465) y el Hotel Rural Abadía de Yuste (7.149). Respecto a las empresas, han destacado la Quesería Monte del Casar (8.591), Embutidos Sierra Blazqueña (5.493) y Embutidos El Encinar (5.304).

AMPLIACION Los puntos de ventas de tiquets se han elevado finalmente de dos a seis, con 14 trabajadores atendiendo continuamente al público. La organización calcula que durante estos tres días han pasado por la feria unas 25.000 personas. Pese a ello no ha habido incidentes y la imagen del certamen ha ganado enteros con las nuevas casetas y la esmerada presentación de los productos. "Además, las empresas han calculado bastante bien sus provisiones porque ninguna se ha quedado a mediodía sin género a pesar de la afluencia", señaló Rafael Robina, que no descarta una ampliación de estands dado el éxito. "Sería perfectamente factible", matizó.