La feria tuvo una hermana menor nacida en septiembre, llamada de San Miguel, que desapareció hace 30 años y no se ha vuelto a saber nada de ella. Dicen que dejó de existir cuando los cacereños entendieron que dos eran excesivas. Así pues dejaron que pereciera la que estaba peor situada sobre el calendario, la que se celebraba al principio de curso, justo después de vacaciones.

Antes, la Feria de Mayo y la de Septiembre habían estado en el Rodeo, del que tengo un recuerdo difuso y sólo acierto a rememorar unas barcas que eran el colmo de mi padre, porque me gustaba montar a rabiar. Luego he sido padre y me ha tocado subir en norias, galeones, tren de la bruja y un sinfín de cacharros.

Recuerdos más lucidos tengo de las ubicadas en Los Fratres, ya metido en una infancia cercana a la adolescencia. Me fascinaban las casetas de "ciencia ficción", que anunciaban fenómenos extraños y sobrenaturales, como La mujer sin cuerpo, La mujer serpiente o El monstruo de Guatemala. Cuando se trasladó al actual recinto creció el número de casetas y paulatinamente han ido cambiando de aspecto, catadura e idiosincrasia. También ha cambiado la costumbre de los cacereños y cada vez son más los que no van ni de día ni de noche o prefieren la playa, algo que de momento no tiene la feria. Pero todo se andará. Si vino una mujer sin cuerpo, ¿por qué no una playa?