Para muchos cacereños es muy importante la distinción, pero dentro de un orden. Es necesario hacer algo que no esté al alcance de todo el mundo y muestre la especial categoría de uno. Hace años la distinción se mostraba en las casetas de feria y proliferaron las casetas de clubes y asociaciones con las que se hacía un ranking de distinción, elegancia y amenidad. Se exhibían trajes de faralaes, camperos y hasta caballos. Se practicaban las sevillanas aprendidas en alguna academia y se cantaba la Salve Rociera. Poco importaba que las calles del ferial fueran un lodazal o una nube de polvo cegara los ojos. Era el tiempo del lucimiento. Le preguntas ahora a alguno por las ferias y te dice muy engolado: "Me fui a Isla Antilla". Que si el ruido, que si el olor a aceite, que si... De manera que los esfuerzos de los ayuntamientos por mejorar a ojos vista las condiciones del ferial en todos los sentidos han sido vanas.

Aparcamientos, accesos, asfaltado, seguridad, salubridad, etc. han mejorado ostensiblemente. Pero no es suficiente. Hoy lo que mola es irse a Punta Umbría, a Matalascañas o a Isla Antilla. Que ya tiene delito. Si al menos se hubiera ido a Cancún- "Se merecían que allí lloviera a cántaros y no el día de toros", pensará Asenjo . "No la he pisado" presumen otros.

De manera que las ferias han quedado para que los padres con hijos pequeños gasten sus dineros en los "cacharritos" y comprando algodón y para que los adolescentes y jóvenes, de edad y espíritu, tocados con sombreros tan horteras como llamativos, se harten de rebujitos, se exciten con los y las gogós, se sacien con las paellas y bailen el Sarandonga.

Como es de suponer no podía faltar otra exhibición: la de los políticos, y ahí tenemos a los populares gozando de su comida fraternal, que ya hay que tener sentido del humor para decir que una comida de partido sea "fraternal". Los socialistas, que no están para exhibir nada, ni siquiera ponen caseta y celebran donde pueden una comida no fraternal sino de compañeros. No sabemos de qué son compañeros. Bueno, sí.