Bien fuera el calor, bien la falta de implicación de los cacereños, lo cierto es que este año la festividad del Corpus ha perdido fuelle, al menos en lo que a la participación se refiere. Seguramente serán muchos los vecinos que aún recuerden los arcos triunfales que se instalaban en la plaza Mayor o a la entrada de la calle Pintores, auténticas obras de arte que confeccionaban los propios ciudadanos, pero que han dejado de realizarse.

Tan sólo ayer la Cofradía de los Ramos, aprovechando el cambio de recorrido de la procesión, instaló un altar a las puertas de la iglesia de San Juan. Al paso de la carroza el párroco de la iglesia incensió al Santísimo. Eso sí, la tradición se cumplió con la colocación de la alfombra de jancias y romero que cubría el suelo en todo el recorrido.

En el cortejo, donde hubo pocos niños con trajes de comunión, participaron cofradías de la Unión de Cofradías Penitenciales de Cáceres, la Hospitalidad de Lourdes, María Auxiliadora, San Francisco, Santa Rita de Casia o la Asociación de Mantillas. Amenizó la Banda Municipal de Música que destacó cuando entonó Cordero de Dios . Acudieron el obispo Ciriaco Benavente y numerosos sacerdotes, el alcalde José María Saponi y los concejales Rumbo, Vela, Parra y Pizarro (PP) y Heras y Rodríguez (PSOE). También asistieron el coronel del Cimov, Domínguez Valor, el teniente coronel Luis Iglesias y el comisario Ricardo Beltrán.

Hubo pocos mantones en los balcones y algunos vecinos pidieron a la organización que intentara dar más vistosidad. La procesión culminó en el altar de la plaza. Además, hubo procesión de San Antonio en la ermita (con mucho público) y fiesta en el colegio franciscano.