Dieciocho años. Ese es el tiempo transcurrido desde 2002, un año en el que se propuso trasladar el trasvase del embalse de Alcántara 7,7 kilómetros aguas abajo del Almonte porque ya estaba claro que la cota de la toma actual no garantiza plenamente el suministro a la ciudad. Ahora en 2020 se propone prácticamente lo mismo, colocar la toma 6 kilómetros aguas abajo del punto actual. No es solo que se hayan perdido 18 años para volver prácticamente al mismo sitio, sino es que además por el camino se han malgastado varios millones de euros en el fallido intento de traer agua a Cáceres desde los embalses de Portaje y de Gabriel y Galán.

Ahora parece que no ha pasado nada, pero ha pasado mucho y nadie da explicaciones, empezando por la Confederación Hidrográfica del Tajo, primera responsable de este gran fiasco y de esta pérdida millonaria de dinero público. Lo primero que debe aclarar es cómo en el 2020 no se ha hecho efectiva una solución técnica para que la conducción desde Portaje cruzase los ríos Tajo y Almonte, la sensación vuelve a ser que Cáceres importa muy poco. Si el problema era que los costes se disparaban y con ello la repercusión en la tarifa que pagan los cacereños, al menos se debería explicar si es esa la causa, ya que en pleno siglo XXI es difícil de creer que no hay soluciones técnicas viables para cruzar dos ríos.

Lo segundo es dar a conocer qué parte de la obra certificada y pagada queda inutilizada. Ahora se anuncia que se aprovecharán 20 kilómetros de la conducción, los que van desde el embalse de Alcántara al Guadiloba o a la estación de tratamiento de agua potable que está en la Montaña. Pero qué pasa con los otros 45 kilómetros, los que van de Portaje al embalse de Alcántara, qué coste ha tenido ese tramo de conducción y para qué va a quedar. En definitiva, cuánto dinero se ha tirado en un proyecto que no solo iba a mejorar el abastecimiento de Cáceres, sino también el de otros muchos municipios que están en el entorno de la capital.

La obra de Portaje se adjudicó por 40,4 millones de euros, luego se modificó el proyecto y se incrementó el presupuesto del contrato hasta los 49,3 millones y después hubo un proyecto complementario que elevaba el coste de ejecución en otros 10,5 millones de euros. Cuánto se ha ejecutado realmente y cuánto en la parte de la obra que ahora queda sin un uso porque a Cáceres no vendrá agua de Portaje y mucho menos del Gabriel y Galán. Todo un despropósito y un disparate. Pero como siempre, aquí no pasa nada.

Cáceres tiene agua porque llega al Guadiloba del embalse de Alcántara a través de un trasvase que está en la cuenca del Almonte (es la cola del embalse de Alcántara). Pero la toma está en la cota 191 y no es suficiente porque o bien por escasez en las aportaciones del Tajo o por la producción de energía por Iberdrola puede bajar de esa altura. Mientras que se esté por encima de esa cota, en Cáceres hay agua.

Para evitar riesgos se van a hacer dos actuaciones. Una es cambiar las bombas del trasvase actual para aumentar la capacidad de bombeo porque en verano se gasta más agua que la que se trasvasa desde Alcántara. La otra es la alternativa a Portaje, que consiste, según explicó el jueves el alcalde, en poner el trasvase seis kilómetros aguas abajo del sitio actual para que la cota de la toma baje hasta la 180. El proyecto está en redacción y ahora se tendrá que adjudicar la obra, aún se tardarán varios años. En la propuesta de 2002 se planteaba bajar a la cota 178, dos metros por debajo de la cota mínima de explotación por Iberdrola del salto hidráulico.

Espero que dentro 18 años no tenga que volver a escribir una tribuna parecida, aunque todo es posible porque aquí nunca pasa nada.