Como cada año después de nueve días, la patrona abandona su reinado en la capital cacereña y regresa a su santuario en la montaña para guardar a los vecinos de la ciudad como hace el resto de los meses que aguardan hasta que repita el camino de bajada. El bastón de mando regresa a la alcaldesa, Elena Nevado, después de un intenso novenario y una semana y media de afluencia de fieles cacereños a la concatedral para admirar a la Virgen de la Montaña.

El camino de regreso no incluye ninguna novedad este año. Según adelantó ayer a este diario el mayordomo de la cofradía, Joaquín Floriano, los actos mantienen los horarios y las paradas oportunas para honrar a la patrona antes de que abandone Cáceres. Como de costumbre, la salida de la procesión está fijada para las 9.00 horas, después de la misa. Una vez en el santuario, está previsto que se celebre la misa de los romeros y más tarde la fiesta en su honor. "La despedida en el ayuntamiento, la suelta de palomas en Santa Carlota, el redoble en San Marquino, el reparto de viandas para aliviar el sufrimiento de los hermanos y el recibimiento de la cofradía de La Soledad, todo sigue igual", advirtió ayer Floriano, a horas de los actos para decir adiós por unos meses a la virgen. Lucirá el manto de raso y color azulina donado por los hermanos de carga de la cofradía.