El Día de la Bicicleta volvió a ser una fiesta familiar sobre dos ruedas, pero también sobre ocho ruedas (en patines), sobre cuatro (con carritos de bebés) e incluso a pie. Lo de menos era el vehículo e incluso el dorsal (muchos participantes no lo llevaban) ante las ganas de participar en esta cita multitudinaria, patrocinada por EL PERIÓDICO EXTREMADURA, que este año contaba con 5.238 inscritos. Buena parte de ellos llenaban desde antes de las diez de la mañana la plaza Mayor en una nube multicolor que luego se convirtió en serpiente durante los 7,5 kilómetros de recorrido, que terminó sin incidentes pasadas las 12.00 horas en el centro comercial Ruta de la Plata. La organización apuesta por mantener este modelo en el futuro. «La vista desde la plaza Mayor era espectacular», decía Rocío Pérez, gerente del centro comercial Ruta de la Plata.

«Somos un grupo de amigos quecoincidimos en el parque con nuestros hijos. Venimos todos los años, porque nos gusta la bici y montamos habitualmente, y queremos inculcarles a los chicos el amor por el deporte», decía Juan María Maestre en la salida, ante la decena de integrantes de este pelotón familiar que se había hecho de globos para no perderse entre la multitud. En el grupo estaba Laura, que aunque suele usar más los patines, se había animado a participar: «No suelo montar en bici, de hecho le he hinchado las ruedas esta mañana», bromeaba.

Algunos, como Quico Barra, tampoco son de bici, pero ayer sí; e incluso tiraron de atrezzo para que la Fiesta de la Bicicleta lo fuera de verdad. No solo sacó una bicicleta forrada en color rojo, sino que se plantó el disfraz de payaso, le puso una sombrilla y un equipo de música y se animó a repartir globos. Una fiesta.