El centro de día de Cruz Roja cerró ayer las actividades del curso escolar con una misa en el santuario de la Montaña y una obra de teatro que escenificó el Aula de la Tercera Edad de la Universidad Popular. El acto sirvió de agradecimiento a la labor que desarrollan los grupos de pastoral de las parroquias de San Blas y San Mateo, que una vez a la semana acuden al centro y realizan actividades con sus usuarios.

Irene Bodón, responsable del departamento de intervención social, explicó que el centro de día tiene una capacidad de 22 plazas (dos de ellas son de urgencia). Está destinado a mayores de 65 años, que no tengan deterioro cognitivo y que sean válidos tanto física como psíquicamente. Existe una lista de espera de ocho a 10 personas.

A los usuarios se les recoge en su casa a las 09.30 y regresan a las 17.00 horas. Allí se les proporciona desayuno y comida y en ese intervalo se realizan actividades diversas: rehabilitación cognitiva, gimnasia pasiva...

Marisa Lozano, enfermera del centro y responsable de su actividad diaria, indica que este centro no sólo mejora la calidad de vida de los pacientes sino también la de sus familias. "Solicitan el centro --dice-- en una situación de estrés, de carga y cuando los mayores ingresan vemos un cambio tremendo".

Por su parte, Carolina García, del grupo de Pastoral de la Salud de San Blas, indica que su función es espiritual. "Hacemos visitas semanales y organizamos trimestralmente las actividades". María José Martínez, presidenta local de Cruz Roja, destacó el papel del voluntario y los usuarios lo agradecieron. "Si no llega a ser por el centro y por la Virgen de la Montaña estaría en una silla de ruedas", decía ayer Vicente Meneses.