El Misterio de Educación y Ciencia ( lo del Misterio lo digo porque es un misterio que la educación continúe existiendo a pesar de los esfuerzos que hacen para que desaparezca. Y la ciencia no digamos) ha decidido acabar con el cero en las calificaciones de los escolares de la ESO. Más adelante lo llevará a cabo en el resto de las enseñanzas. Perdonen la falta de modestia pero me están copiando, aunque con mucho retraso pues yo lo vengo haciendo desde los años setenta. Entre las advertencias que hacía a mis alumnos el primer día de clase ( por ejemplo, que a mi no me hacían ningún favor entrando en clase y estudiando sino que el favor se lo hacía yo preparando las clases y explicando, pues el verdadero favor consistiría en que decidieran todos a una no entrar en clase y yo me iría a tomar el sol con mi novia al Rodeo), les comunicaba los criterios que utilizaba en las calificaciones. Uno de ellos, que, era recibido con algarabía como es natural, consistía en que con solo poner el nombre en el examen les pondría un uno. Me parece lo más justo pues al menos el que firma sabe cómo se llama. Porque alguno no sabe ni eso. No hará falta decir que a pesar de ello a lo largo de mi vida docente he puesto más ceros que dieces. Aunque de estos tampoco he abusado.