El indigente portugués Marcolino Joao D. A. S., de 28 años, que apaleó hasta la muerte a otro indigente con el que convivía en las viejas instalaciones de Campsa de la carretera N-630 en junio del año pasado, será juzgado el próximo 23 de septiembre por un jurado popular. El fiscal del caso, Juan Antonio Galán, ha calificado los hechos de asesinato por lo que solicita para el procesado 16 años de prisión.

El supuesto criminal, que reconoció dos días después los hechos y está en prisión desde la comisión de los mismos, posee "una capacidad intelectual límite entre la normalidad y la deficiencia", así como una personalidad "psicopática y antisocial". Esto le impide, según el fiscal, tener intacta sus facultades volitivas y controlar sus impulsos agresivos, por lo que considera que debe aplicársele la atenuante de alteración psíquica.

LO REMATO CON UNA PALA El suceso ocurrió el 23 de junio del 2007 sobre las diez de la noche. Ambos indigentes iniciaron una discusión al parecer por la falta de limpieza del interior de la nave que ocupaban desde hacía algún tiempo. El portugués comenzó a golpear al compañero con diversos objetos contundentes. Utilizó hasta cuatro instrumentos distintos a medida que se iban rompiendo: dos palos, un pedazo de madera con una púa clavada y una azada.

La víctima intentó defenderse en un principio hasta que fue debilitándose por los reiterados impactos. Una vez exhausto y mal herido, el agresor interrumpió su paliza y salió al exterior. Pero fuera encontró una pala metálica, con la que volvió adentro y siguió golpeándole hasta rematarlo. La víctima, Rafael Peñafiel Martínez, de 59 años, agonizó durante una hora.

Sin embargo, el portugués pensó que ya estaba muerto cuando se marchó para trasladarse a la zona del botellón . No volvió hasta la madrugada y decidió entonces llamar a los servicios de emergencia y a la policía. Al principio ocultó lo ocurrido y no confesó el crimen hasta que la autopsia reveló las causas de la muerte y la policía lo detuvo como sospechoso.