Hace algo más de un año que se produjo unatracó al usuario de un cajero cuyo presunto autor será ahora juzgado. Se trata de J. N. V., al que el fiscal acusa de un delito de robo con violencia y un delito de lesiones por los que solicita se imponga al acusado una pena de 6 años de prisión, cuatro por el delito de robo y dos por el de lesiones.

Los hechos por los que J. N. V. será próximamente juzgado, en el Juzgado de lo Penal de Cáceres, ocurrieron el 2 de septiembre pasado en la zona de los cajeros automáticos que la Caja de Extremadura tiene en la oficina de la avenida de España 30. Eran aproximadamente las 15.47 horas cuando el acusado entró en ellos y abordó por detrás a un cliente "al que sujetó por el cuello con el brazo al tiempo que le exigía que sacara del cajero la máxima cantidad posible".

Su víctima, "atemorizado por la agresividad del acusado", quien mientras salía el dinero "le propinó un puñetazo que le impactó en la ceja", manipuló el cajero para sacar 300 euros. Cuando el acusado le amenazó con un objeto metálico que le puso en el costado al tiempo que le decía "ahora ya sí te rajo", intentó defenderse, "forcejeó para evitar ser pinchado y ambos cayeron al suelo, pero en ese momento salió el dinero del cajero y el acusado lo cogió y huyó".

Por estos hechos el fiscal acusa a J. N. V. de un delito de robo con violencia y otro de lesiones, con aplicación de la circunstancia agravante de disfraz, "pues para evitar ser reconocido iba provisto de un casco de motorista", que su víctima consiguió quitarle durante el forcejeo.

También en un cajero automático, en este caso de la oficina del BBVA de la avenida Isabel de Moctezuma, ocurrió el suceso por el que R. V. P. será asimismo juzgado próximamente acusado por un delito de robo con fuerza en las cosas por los que el fiscal pide para él un año y medio de prisión.

Ocurrió el pasado 13 de julio. Sobre las 17.30 horas una usuario acudió a este cajero para realizar una operación bancaria y como la tarjeta se quedó dentro se marchó pensando que le había sido retenida por la entidad. Tras ella entró el acusado, que "al apercibirse de que en el interior del cajero había una tarjeta marcó la máxima cantidad permitida, 300 euros, y una vez hubo cogido el dinero tiró la tarjeta a la papelera".