La Fiscalía Provincial de Cáceres no ha formulado acusación contra las tres docentes del colegio Sagrado Corazón por el caso de acoso escolar al no observar indicios de delito; son la tutora del menor y la directora y la orientadora psicóloga del centro. El caso ha vuelto de nuevo a los tribunales después de que la Audiencia Provincial ordenara su reapertura, ya que había sido archivado por el Juzgado de Instrucción Número 4 de esta ciudad.

No opina lo mismo la acusación particular, que representa a los padres del menor que sufrió acoso. Ha solicitado a la sala que se condene a las tres docentes a 18 meses de prisión por un delito contra la integridad moral en su modalidad de comisión por omisión. Pide también que se les inhabilite durante cinco años para el ejercicio de la docencia o para las labores de coordinación y dirección de un colegio.

La Audiencia Provincial ordenó que se reabriera el caso para averiguar cuáles fueron las actuaciones concretas que llevaron a cabo las tres docentes cuando tuvieron lugar los hechos, que se remontan al curso escolar 2012/2013. Para ello cree que es necesario que las tres sean parte acusada para comprobar si las medidas tomadas fueron las idóneas para "investigar, clarificar y poner fin" a la situación que estaba viviendo el alumno.

CUATRO COMPAÑEROS En este caso existe además sentencia condenatoria contra los menores que acosaron a la víctima, un dictamen que fue después ratificado por la Audiencia. Así el Juzgado de Menores consideró entonces probado que entre los meses de octubre del 2012 y enero del 2013 (momento en que los padres cambiaron de colegio al niño) sufría insultos y maltrato por parte de cuatro de sus compañeros.

En la sentencia se especificaba que los acosadores acorralaban a este alumno, le aislaban y le hostigaban dándole empujones. También le proferían expresiones insultantes como "ruso de mierda, vete a tu país". Los cuatro fueron condenados por un delito contra la integridad moral a realizar tareas socioeducativas durante un año, para inculcarles valores como el respeto a los demás.

Como consecuencia el menor tuvo que ser sometido a tratamiento psicológico por el cuadro de ansiedad y depresión que presentaba, en él llegaron incluso a apreciarse trazas suicidas.