El expresidiario cacereño de 28 años que ayer fue juzgado en la Audiencia por la violación de una estudiante en un portal de la calle Antonio Hurtado hace un año, en prisión desde entonces, propinó "una brutal paliza" a su víctima. Así lo confirmaron en el juicio los médicos forenses, quienes indicaron que, sin ningún genero de duda, los múltiples hematomas, erosiones y daños que la joven presentaba en la frente, la cara, las rodillas y todo el cuerpo "son totalmente compatibles con lo que ella relata".

Según el testimonio que la joven ofreció en el juicio, desde la sala de testigos protegidos, con la voz entrecortada por los nervios y sin poder contener las lágrimas, el agresor dicéndole insistentemente "no me mires, no me mires" la golpeó con el puño repetidas veces a la altura de los ojos para evitar que le reconociera, la empujó a patadas por las escaleras hacia el sótano, la puso a cuatro patas hasta en dos ocasiones y le golpeó la cabeza insistentemente contra los escalones, además de introducirle los dedos en la vagina e intentar penetrarla.

El agresor, Juan Diego Torres Melchor, que cuando cometió esta agresión hacía tan solo tres meses que había salido de la cárcel tras cumplir casi 11 años de condena por varias agresiones sexuales --le constan hasta un total de ocho-- se declaró culpable de intento de violación, de haber intentado abusar de la joven estudiante sobre las doce de la noche del 12 de junio del año pasado en el portal del número 5 de la calle Antonio Hurtado, pero negó la fuerte paliza. "Estaba mirando escaparates en la calle y al pasar por el portal, que estaba abierto, vi a la chica y decidí abordarla, pero solo le di un puñetazo, después no volví a pegarle". Esto es, lo que según dijo, recordaba haber hecho, "pues había bebido cervezas y además iba fumado".

Pero ante las pruebas visibles de la paliza, que refleja el informe fotográfico recogido en la instrucción y que confirmaron los peritos, lo que intentó el abogado del acusado fue tratar de demostrar que los golpes que la joven presentaba pudo habérselos producido al caer por las escaleras, confirmando la versión del acusado de que no la golpeó. No pudo hacerlo, ya que los forenses mantuvieron que los daños que la chica sufrió "son consecuencia de golpes directos, no de una caída".

TEMOR A MORIR La agresión fue tan brutal que la víctima, así lo reconoció durante su declaración, sintió verdadero temor a morir. "Me golpeaba con tanta fuerza que pensé que me mataba, sentí que me iba a matar".

Los forenses también consideraron lógico este temor, "pues a la vista de las lesiones que presentaba esta joven la agresión tuvo que ser bastante intensa, casi brutal, y si no sufrió ninguna rotura fue porque al tratarse de una persona joven los huesos presentan una mayor dureza". Y a preguntas de la Sala sobre si la agresión sufrida por esta joven estudiante es necesaria para perpetrar una agresión sexual, estimaron que se trató de una "violencia añadida, para nada imprescindible, ni tan siquiera necesaria en una agresión sexual".

Es por ello que el fiscal mantuvo su petición de una pena de 19 años de prisión para el procesado. Acusa a Juan Diego Torres de un delito de violación con el agravante de reincidencia, por el que pide 15 años de prisión; así como de un delito de lesiones con ensañamiento, por el que pide 4 años de prisión. Solicita además una indemnización para su víctima de 34.500 euros (4.500 por las lesiones causadas y 30.000 por el daño moral).