--¿El panorama es negro para el sector inmobiliario?

--Bastante más que negro, es una crisis en toda regla y no son los primeros síntomas. Los agentes de la propiedad inmobiliaria empezamos a observar la ralentización del mercado en el segundo y tercer trimestre del 2006. Desde septiembre de ese año, se ralentizó mucho más y ya se veía lo que se avecinaba. En 2007 fue el frenazo en seco, un muro contra el que nos hemos topado.

--¿Cuáles son las razones de esta crisis? ¿El encarecimiento de las hipotecas? ¿El precio de la vivienda?...

--Igual que en los divorcios, no hay una sola causa, sino muchas que han ido llenando el vaso. La primera sería de índole social: se ha acabado la primera gran rotación inmobiliaria creada con la compra de vivienda por la generación del baby-boom (los nacidos del 65 al 75) y faltan 4 o 5 años para que esa generación renueve su casa. Puede haber un nuevo boom de la vivienda a partir del 2012, también por la inmigración. Otra razón sería la subida desmesurada del precio del suelo urbano, incluso del suelo previsible de ser urbano. La tercera razón es la costumbre de tener una segunda residencia, lo que ha aumentado la especulación y la deuda familiar, así como los nuevos gastos asumidos mensualmente en cada hogar (internet, la digital, los móviles...).

--¿El precio de las hipotecas no es una causa, o la crisis de EEUU?

--El Euríbor nos afecta, pero es un parámetro que no podemos controlar, sí otros gastos familiares. Nuestros padres se compraron sus casas con hipotecas al 17 o hasta el 22%. El ratio de endeudamiento de los hogares ha pasado del 33% al 60 o 65% y eso no es fácil de sostener. También las Administraciones tienen culpa, con su nefasta política económica en gestión de viviendas y la falta de incentivos al ahorro.

--¿Puede solucionarse?

--No hay soluciones inminentes ni milagrosas, se necesitará desde los poderes públicos una estricta gestión del suelo y del excedente construido con incentivos a la venta, gravando las segundas residencias, y con una gestión exhaustiva de las hipotecas saludables, no cerrando el grifo de golpe como están haciendo los bancos ahora. Lo aconsejable para todos sería una dieta estricta de recursos y dinero. No tanto como apretarnos el cinturón, pero sí eliminar gastos superfluos. Son soluciones para aguantar, no para solventar la crisis, que no se puede evitar y que se arreglará con la segunda rotación de adquisición de viviendas.

--¿Cuánto durará la crisis?

--Nadie pude predecirlo, ni siquiera saber qué profundidad tendrá. Y hay que aclarar que no es una recesión, eso fue en el 2006, sino una crisis crisis. Estamos a las puertas del crack.

--Suena apocalíptico.

--No. Yo no quiero alarmar, pero si no se rectifica, vamos directamente al crack. En el 2006, se trataba de una recesión, ahora es una crisis, de aquí en adelante... Así que lo mejor es prudencia y paciencia y recurrir a profesionales.

--¿Y no hay nada positivo?

--Se van a regularizar las economías domésticas y con ello, la macroeconomía y, por supuesto, bajarán los precios de los pisos, aunque no de forma inmediata, en el último trimestre del 2008 o, con más seguridad, en el 2009. Ya empieza a haber precios asequibles.