En los campamentos de refugiados de Tindouf, en Argelia, la electricidad no existe. Los más afortunados disfrutan del lujo de placas solares con las que poder ver la televisión o poner en marcha la cocina. Los frigoríficos funcionan con gas.

Ante esta falta de medios, un ejemplo de la vida en el desierto, la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de la Provincial de Cáceres se ha planteado el reto de invertir el dinero que aportan sus socios en electrodomésticos --fundamentalmente frigoríficos-- para que los refugiados saharauis puedan conservar los medicamentos en las mejores condiciones.

El plan de Antonio Hernández, presidente del colectivo, no está exento de dificultades: "Iremos en avión hasta Argel, la capital, y allí compraremos los frigoríficos. Es más barato que traerlos de España".

Algo similar ocurrió con anteriores envíos. La asociación desechó mandar arroz y otros alimentos que costaban más baratos en Argelia que en nuestro país. Un kilo de arroz valía hasta tres veces menos.

La expedición partirá después del verano e incluirá mobiliario para los hospitales de los campamentos. "En un principio pensamos llevar medicamentos, pero luego nos pidieron frigoríficos", afirma.

La importancia radica en la necesidad de mantener vacunas a la temperatura indicada ante el calor del desierto. Un trabajo solidario que busca mejorar la vida de un pueblo pendiente aún de su futuro.