Buda ha llegado a Cáceres, lo ha hecho para quedarse y con todos los honores. Ayer, el Palacio de Congresos acogió el acto oficial de presentación de la réplica de la estatua que coronará el templo que la Fundación Lumbini Garden tiene previsto levantar en el Cerro Arropé, muy cerca del Cefot, y que valorado en 40 millones de euros, se concibe como el más grande del planeta.

De momento, y fruto del hermanamiento que las ciudades de Cáceres y Lumbini firmaron en julio, la efigie de mármol de jade blanco, cifrada en más de medio millón de euros, simboliza el inicio de una iniciativa que pretende convertir a la capital cacereña en el centro budista más importante de Europa.

Al acto acudió el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que comenzó su intervención nombrando a la empresaria cacereña Pilar Acosta. «Hace un año recibí un whatsapp contándome una historia, la llamé corriendo y al día siguiente comenzó la historia». El jefe del Ejecutivo recordó que el templo budista fue rechazado por Madrid tras llegar al poder el PP y que los promotores vieron en Cáceres una buena oportunidad. El presidente se reunió con ellos, una delegación de la Junta y el ayuntamiento viajó en enero a Nepal, después llegó el protocolo de colaboración y ayer Buda quedaba inaugurado.

El dirigente extremeño valoró el proyecto por la importancia religiosa, social y económica que acarrea y porque siendo una «civilización cristiana» convertirá a Cáceres, dijo, «en la ciudad de la paz de Europa», con una estimación de 5 millones de personas que en todo el continente profesan el budismo.

La visita de los Reyes

Vara consideró que «si algo ha hecho el covid en positivo ha sido la especialización en todas las esferas, especialmente en el turismo, un sector sobre el que se abren nuevas posibilidades, no solo por el templo budista, sino por la inauguración antes de final de año del Centro de Artes Visuales Helga de Alvear y que según anunció el presidente contará con la presencia de Sus Majestades los Reyes.

Fernández Vara realizó una defensa de las posibilidades de futuro de la capital. «¡Sí, hombre, aquí!», dice mucha gente, a lo que Vara respondió: «¿Y en Cáceres, por qué no?». A juicio del presidente, el proyecto de Lumbini coloca a Cáceres «en un mapa de luces de colores» y se comprometió a que desde el ayuntamiento y la Junta se trabajará por la modificación urbanística de Arropé, «que es sensible», para que «sea una realidad cuanto antes».

Finalmente, agradeció la labor del alcalde de Lumbini, Man Mohan Chaudhary, y de los grupos políticos con un guiño al portavoz del PP, Rafa Mateos, y con la frase: «Esto, o es de todos, o no será».

El alcalde, Luis Salaya, también presente en el acto, destacó por su parte la importancia del proyecto, porque dará a conocer Cáceres en todo el mundo como cultura de la paz, e invitó a los cacereños a visitar la estatua, instalada estratégicamente en el Palacio de Congresos para evitar aglomeraciones durante la pandemia.

«Por fin hemos llegado», declaró el presidente de la Fundación Lumbini, José Manuel Vilanova, que definió la construcción del centro budista como «un reto para la ciudad», además de «un acto de paz, fraternidad y encuentro». El Buda que ha llegado a Cáceres lleva por nombre Mahar Karuna y representa el estado de máxima tranquilidad espiritual que «nos enseñará el cambio transformador de la conciencia», dijo Vilanova. En su alocución llamó a la confianza de los incrédulos sobre una aspiración «que viene con la luz de Asia y nos invita a ser personas más compasivas».

Vilanova invitó a mirar la iniciativa «con gafas totalmente limpias» y ensalzó la repercusión empresarial, cultural y espiritual de un edificio que servirá de puente entre Oriente y Occidente y que atraerá a turistas de todo el mundo.

La sorpresa del día vino protagonizada por Ángel Juanes, expresidente del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, que fue vicepresidente del Tribunal Supremo y presidente de la Audiencia Nacional y que hoy, jubilado de la carrera judicial, ha sido nombrado vicepresidente de la Fundación Lumbini Garden.

Ayer, en Cáceres, Juanes se dirigió al público reunido en el Palacio de Congresos: «Se preguntarán por qué estoy aquí». El magistrado respondió que vio «que podía ser un proyecto interesante para Extremadura si finalmente se consolida». El vicepresidente realizó un llamamiento para que «la ciudadanía lo haga propio».