No hay mejor velada que una grata compañía y un buen vino. Si además se adereza con un techo cuajado de estrellas, la experiencia roza la gloria. Fátima Retamosa y Miriam Marín, dos emprendedoras de Trujillo, concibieron esta fusión mágica y la han hecho realidad a través del proyecto ‘Andrómeda’, que ofrece una experiencia turística que une el enoturismo y el astroturismo. Caldos con denominación de origen bajo el cielo brillante y limpio de Extremadura. ¿Alguien da más?

Fátima Retamosa, de 41 años, es enóloga y lleva 14 años trabajando en una bodega. Miriam Martín, de 34, gestiona una empresa de experiencias innovadoras (‘Adalberti’) especializada en turismo ornitológico y astroturismo, pionera en la interpretación integral del cielo de Extremadura. Ambas, grandes amigas, decidieron crear ‘Andrómeda’ para aprovechar los grandes recursos de la tierra.

Ya están realizando actividades en las bodegas y sus entornos, «paraísos naturales apartados de los cascos urbanos, ideales para la observación», subrayan. Entre sus experiencias destacan ‘Un brindis al Sol’ (observación solar al atardecer y paseo por un viñedo con cata de vino), ‘Entre viñedos’ (un enólogo va descubriendo la influencia de la astronomía en este cultivo, incluido un itinerario nocturno con cata), ‘Turismo a la luz de la luna’ (cata de vino maridada con productos de la Ruta del Queso de Extremadura y experiencia lunar) o ‘Vinkana’ (familias y escolares).

La quinta experiencia arrancará en 2020 y les ha valido el premio de la Diputación: crearán una cúpula astronómica móvil (en fase de prototipo, sin impacto ambiental), que situarán en diferentes bodegas para ofrecer una experiencia sensorial diferente. Mezclarán una cata novedosa trabajada con un entorno de luces y tonalidades distintas, proyectores holográficos que simbolizarán los matices del vino, y por supuesto observación en la cúpula. El debut será en Las Granadas Coronadas de Trujillo.