La Fundación Fernando Valhondo Calaff solventa un nuevo trámite para la construcción de un aeródromo privado en una finca de su propiedad situada junto a Malpartida de Cáceres, con la entrega de la documentación requerida por la Agencia Española de Seguridad Aérea para la concesión del permiso de construcción.

El presidente de la fundación y subdelegado del Gobierno en Cáceres, Fernando Solís, detalla que ya había una autorización provisional concedida, a la que había que añadir información complementaria para su perfeccionamiento.

El futuro aeródromo se ubicará en la finca Marradas y Cintado, en la confluencia de la carretera Nacional 521 y la A-66Marradas y Cintado, en una extensión de 260 hectáreas próximas al Hotel Palacio "Los Arenales".

En su intervención, Solís inisiste en que la idea no es construir un aeropuerto internacional, atendiendo al volumen de población de Cáceres y su entorno de influencia, sino unas instalaciones privadas de menor tamaño.

Fernando Solís, que abandonará su puesto como subdelegado en las próximos días, con la entrada en vigor del nuevo equipo del Ejecutivo central, muestra su deseo de que la capital cacereña cuente con el aeródromo "rápidamente".

En su opinión, las instalaciones pueden aportar "muchas posibilidades" al turismo y actividades relacionadas con la gastronomía y la caza.

Así, se pregunta por qué las personas extranjeras que vienen de caza a Extremadura no pueden aterrizar en el aeródromo cacereño, cuando sí lo hacen en el aeropuerto de Talavera La Real.

Sobre los plazos de ejecución, recuerda que el próximo trámite será competencia del nuevo subdelegado del Gobierno en Cáceres, encargado de presidir la Fundación Valhondo.

Este tendrá la tarea de perfilar los detalles relativos a la construcción y la financiación del aeródromo junto a los empresarios de la capital cacereña y la Fundación Cáceres Capital, que ha financiado parte de los estudios de impacto ambiental del proyecto.

Solís subraya que, si siguiera al frente de la Subdelegación de Gobierno, se comprometería a poner en marcha las instalaciones en "seis o siete meses", si bien se trata de un asunto que ya no es de su competencia.

Las previsiones apuntan una inversión total de 2 millones de euros para la construcción del aeródromo, de los que solo sería necesario aportar inicialmente un millón para su apertura.

Desde la Fundación no se descarta la posibilidad de solicitar un préstamo, con el objetivo de asumir una inversión superior al millón inicial, gracias al patrimonio que atesora, repartido en inmuebles y fincas rústicas.

Solís explica que las construcciones básicas para su funcionamiento consistirían en una cafetería, 10 hangares y una pista provisional de tierra compactada, hasta que haya inversión suficiente para su asfaltado.

Sobre este asunto, apostilla que existen numerosos aeródromos españoles que funcionan con "mucho éxito" con una pista de tierra.