TTtal vez no seamos lo suficientemente conscientes de la importancia que las relaciones transfronterizas entre Portugal y España tienen para la ciudad de Cáceres y, en general, para el conjunto de municipios extremeños. Percibimos un mayor flujo de visitantes a uno y otro lado de esa frontera mental que tenemos aún en nuestro imaginario colectivo forjada durante siglos, nuestras empresas comienzan a reconocer un espacio económico de oportunidades, aumenta la inversión privada en el sector inmobiliario portugués como consecuencia de la diferencia de precios, incluso aparece como serpiente de verano la posible creación de una federación ibérica con una positiva declaración de intenciones de nuestros vecinos portugueses, que nos miran con ojos de enamorados. Sin embargo, aún no tenemos interiorizada la necesidad de construir un espacio social y económico transfronterizo que redoble o multiplique las oportunidades de progreso social y económico.

Mientras en otras zonas de Europa se crean eurorregiones que tratan de articular fuertes alianzas de desarrollo como la del Espacio Atlántico, Silesia, Báltica y así hasta un número de más de sesenta, cuesta reconocer que sigue siendo difícil construir un espacio transfronterizo entre dos pueblos tan próximos como el español y el portugués.

En este contexto transfronterizo, Cáceres se sitúa en un escenario de relaciones escasamente aprovechadas, tal vez por la distancia o por la percepción subjetiva de ésta que nos aportan las aún mejorables infraestructuras de comunicación o el escaso número de habitantes por kilómetro cuadrado del territorio, uno de los más despoblados de Europa. En cualquier caso, a pesar de los diez años que se cumplen de la creación de Triurbir como herramienta para la dinamización de nuestras relaciones en el ámbito provincial de Cáceres, es mucho el camino de cooperación que nos queda por recorrer.

Más allá de la contribución que el mercado común europeo o la moneda única aportan a la unión europea y la disolución de las fronteras internas, los representantes institucionales tenemos una alta responsabilidad en la consecución de un espacio de cooperación y desarrollo. Buena parte del progreso de la ciudad de Cáceres pasa por la creación de un espacio de progreso en la provincia que, articulando las relaciones de cooperación con Plasencia, Castelo Branco y Portalegre, conformen un cuadrilátero de desarrollo socioeconómico.

En estos últimos meses de reactivación de las relaciones entre las cuatro ciudades, se han alcanzado importantes logros. A los numerosos contactos entre responsables políticos, se han añadido recientemente la celebración de encuentros empresariales, sociales y técnicos que apuntan hacia la creación de proyectos de cooperación.

Algunos hitos de esta nueva etapa de relaciones comienzan a ser reconocibles e identificables:

En un tiempo récord, gestado durante los meses de verano, el espacio de cooperación se ha visto reforzado con la incorporación de Portalegre a Triurbir. Pasando el triángulo urbano a conformar un cuadrilátero de relaciones que enriquecen con su experiencia y voluntad institucional el desarrollo de una política de cooperación que comienza a apuntar importantes avances.

Comienza a fraguarse la superación de la idea de cooperar para la captación de fondos comunitarios Interreg, entendidos como un mero reparto de la tarta económica, para sentarse a trabajar en el diseño de proyectos comunes que refuercen la cooperación y la identidad colectivas a través de iniciativas culturales, sociales, de creación de redes sociales y económicas que conformen un cluster territorial y un polo de atracción de inversiones.

Se apunta la superación de la idea de concebir un espacio común que trasciende la conexión entre las cuatro ciudades, para reconocer el espacio comprendido entre éstas y articulado en torno al río Tajo como eje vertebrador de identidades.

Se forja, desde la política, la idea del espacio que hoy representa el cuadrilátero de Triurbir como un espacio común, identificando el papel que para dicho espacio debe representar el futuro nuevo aeropuerto extremeño, la red de autovías que van tomando forma, la identificación de proyectos culturales desarrolladores de una nueva identidad forjada en la visión de futuro o la cooperación entre las organizaciones empresariales.

Sin duda, el entendimiento político entre las cuatro ciudades se convierte en un excelente catalizador para la conexión social, económica y cultural de todo el territorio comprendido entre éstas, aportando una nueva ilusión a la construcción del espacio común transfronterizo para el norte de Extremadura. Una misión que requiere de compromiso, recursos y dedicación, que debe aprovechar las oportunidades que nos brinda este nuevo periodo de fondos europeos del 2007 al 2013 para construir colectivamente un espacio de progreso.