El gerente del gimnasio de la localidad de Trujillo condenado a pagar a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) por la utilización de música de autores por ellos gestionada se muestra crítico con el fallo judicial, al tiempo que censura al juez por no haber admitido pruebas por ellos aportada y que, señala, demuestran el uso de música libre.

Como ya publicó ayer este diario, la sección primera de la Audiencia Provincial ha confirmado la sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 1 por la que se condena a la propietaria del Gimnasio Ibuki a indemnizar con 1.402 euros a la SGAE "por la comunicación pública no autorizada de obras protegidas por los derechos de autor que dicha entidad gestiona en el periodo comprendido entre marzo del 2006 y septiembre del 2008".

Ya el pasado lunes, en declaraciones a EL PERIODICO, el gerente de este gimnasio, José María Murillo, se mostró crítico, aunque resignado, con esta sentencia, a lo que ayer añadió su pública censura a la actitud del juez "por desestimar las pruebas" por ellos presentadas junto al recurso interpuesto tras la denuncia de la SGAE. Con ellas, según indicó ayer a Europa Press Televisión, pretendían demostrar que si bien empleaban música protegida por la SGAE para algunas actividades, como las clases de step o aeróbic, también cuentan con hilo musical en el que ponen temas libres, no sujetos a derechos de autor.

"Por la música usada en las clases de aeróbic puede ser lógico pagar, pero no me parece justo tener que hacerlo por la que empleamos aquí como colchón musical, que puedo demostrar me he bajado de internet, pues tengo certificados del propio portal y de los propios autores en los que reconocen que no pertenecen a ninguna sociedad de gestión de derechos de autor".

LOS METODOS También se mostró José María Murillo crítico con los métodos utilizados por la SGAE en su investigación. Así, recriminó que para recabar pruebas esta sociedad haya empleado en su establecimiento "un detective y grabaciones con cámara oculta", así como enviado a un inspector "que apenas pudo comprobar qué música se pincha en el local, pues ni tan siquiera ha entrado al lugar donde se desarrollan las clases de aeróbic".

Pese a todo, y como ya adelantó el lunes a este diario, "no nos queda más remedio que pagar", la Justicia ha dictado sentencia en su contra "y tenemos que indemnizar a la SGAE con la cantidad fijada"; a lo que ayer añadió que actualmente están tramitando un contrato con la Sociedad de Autores para poder emplear música protegida.