Si todo el mundo tuviera la voluntad de Gloria Casado, la ciudad sería muy distinta. Esta vecina de la zona de la Madrila ha cogido su móvil y ha comenzado a hacer fotos de todos los elementos que suponen un obstáculo a la accesibilidad, que impiden que las personas mayores o con dificultades funcionales puedan ir por la calle de forma independiente, sin acompañantes, sin riesgos ni golpes. Y lo hace porque hace 39 años que ejerce como terapeuta ocupacional y porque a diario observa las consecuencias de estas caídas en su trabajo, dentro de la unidad de Geriatría del Hospital Virgen de la Montaña. Es además profesora de la Facultad de Enfermería y Terapia Ocupacional.

«Aprovechando que el ayuntamiento va a realizar una inversión de 576.000 euros en la reforma de Virgen de Guadalupe y Doctor Fléming, vi que era el momento de solicitar que se destinen unos cuantos euros más para eliminar las barreras arquitectónicas», explica. Dicho y hecho. Gloria ha redactado un informe con sus fotos correspondientes, dirigido a la alcaldesa y al concejal de urbanismo.

En sus imágenes pueden verse toda suerte de ‘trampas’: aceras limitadas por papeleras, anuncios, carteles o farolas que obligan a un cambio de trayectoria complicado para personas con movilidad reducida; dobles bordillos que provocan desequilibrios y caídas; arbustos que ocultan el tráfico; y restos de obras que pueden provocar caídas. «A partir de cierta edad se pierde la atención y cualquier bordillo o escalón supone un riesgo. Además, hay que facilitar el tránsito de las sillas de ruedas», precisa.

No se trata de una crítica, sino de una aportación. «Intento explicar cómo con ciertos arreglos es posible conseguir una ciudad donde las personas puedan mantener una independencia funcional y ser protagonistas de su propia vida diaria. Cada vez hay más mayores que deben seguir haciendo sus actividades, salir a la calle, comprar en su barrio... Si se quedan en casa sufren un deterioro cognitivo. La solución no es llevarlos a un centro, sino adecuar las calles con medidas muchas veces sencillas», sostiene Gloria Casado. De hecho, recuerda que Cáceres, «como ciudad amigable, accesible y libre de barreras, debe cuidar con esmero todo aquello a lo que le obliga tal distinción».