La pasada semana aprobó el pleno del ayuntamiento una propuesta del grupo socialista por el que se devuelven al pleno unas competencias que antes había tenido y que le quitó la mayoría absoluta del PP, con el voto de Vela. Bien podría haber sido al revés. Que el grupo socialista apoyara una propuesta de Vela. Este hecho se debió a que ningún concejal socialista prestó su voto a Saponi para defender la gobernabilidad, en contra de lo que Dios había anunciado.

Naturalmente, el disgusto en las filas populares ha sido mayúsculo, si bien no en todo el grupo municipal, pues podemos suponer que a algunos se les habrá escapado la risa floja. Y como era de esperar, ninguno de los críticos ha analizado el fondo de la cuestión. Porque el fondo de la cuestión estriba en si es mejor para el ciudadano y para la ciudad que las concesiones y contratos los apruebe solamente el Partido Popular o es conveniente que todos los grupos tengan la oportunidad de hacer aportaciones y críticas.

Se intenta acaparar poder y negar competencias al pleno alegando que retrasará proyectos. Que se sepa los proyectos deben seguir un curso (aunque los de algunos ya se sabe que no necesitan seguirlo) y si es largo que lo acorten. Por otro lado, la discusión en pleno aportará luz, publicidad, claridad. En fin, buen gobierno. ¿O es que la gobernabilidad no tiene nada que ver con el buen gobierno?