El miércoles por la tarde caminaba con un equipo de Televisión Española adarves abajo. Al llegar a tu rincón nos detuvimos para leer la inscripción que hay dedicada a tí; les expliqué de qué se trataba. "¿Va a cantar este año?", me preguntaron. "Todavía no lo sé, una cadera en mal estado la tiene hospitalizada", les dije. "Sería muy bonito", insistían.

Pero ayer por la mañana Franquete me comunicó que no vas a poder cantar este año en nuestra Semana Santa cacereña, ya que te han seleccionado para hacerlo en procesiones más importantes que las nuestras: las de los ángeles. A buen seguro que ellos sabrán apreciar mejor que nosotros lo mucho y bueno que tiene la saeta cacereña, esa plegaria hecha canto de la que tú has sido siempre una embajadora universal.

Teresa, cuando pasemos por los adarves y miremos hacia tu rincón, obligados por la costumbre, danos una voz y dinos: "¡Mirad arriba! ¿No véis que simplemente he cambiado de ubicación? Escuchad este coro qué bien lo hace, llevo varios días ensayando con ellos. No os preocupéis, el año próximo lo harán mejor".

Nosotros, emocionados por verte allá, tan feliz junto a todos ellos, sólo podremos decir: "Lo habéis hecho muy bien, como siempre. ¡Gracias por todo, Teresa!".