Un alumno del instituto cacereño Virgen de Guadalupe colabora divertido cuando le piden que escriba en la pizarra digital "Viva el Atlético de Madrid". De repente su cara cambia al ver que la concatedral de Santa María se proyecta en esa misma pizarra y que ahora su frase parece un 'graffiti' que ensucia la fachada norte de un templo de los siglos XIV-XVI. "Impresiona ¿verdad? Pues eso es lo que ocurre con las pintadas". Así comienzan sus charlas en los colegios e institutos José Luis Sánchez de la Calle, arquitecto técnico e ingeniero de edificación, y Andrés Muñoz Mohedano, perito grafólogo, quienes abren los ojos a los jóvenes sobre el valor del patrimonio recibido de la historia, y la responsabilidad de conservarlo para generaciones futuras.

Las pintadas se han convertido desde hace dos décadas en un problema muy serio en Cáceres. Las últimas detenciones se efectuaron hace solo tres semanas, cuando la policía pilló en plena madrugada a tres vándalos actuando en el muro de San Roque, entrada este al casco histórico y zona de paso de miles de vehículos. La pintada quedó limpia en horas pero el objetivo es prevenir tales conductas. Por ello, el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica está desarrollando su tercera campaña educativa que pone freno a los 'graffitis', dentro de un eje de actuación prioritario que incluye la limpieza y mayor vigilancia policial.

"Estamos muy preocupados desde que a finales de los años 90 se intensificó la aparición de pintadas vandálicas", afirma José Luis Sánchez de la Calle, técnico del propio consorcio. "Lo primero que le transmitimos a los estudiantes es que Cáceres no se merece lo que está ocurriendo, que tenemos una ciudad reconocida por ser bella y agradable, y esos dos rasgos se cuestionan cuando el turista camina por las calles", explica. Lo cierto es que en otras ciudades con patrimonio más o menos histórico, incluso con mayores problemas y conflictividad social, existe más respeto por la imagen urbana. "En Cáceres ni siquiera hay mensajes reivindicativos, ésos son los menos, aquí se trata de pintar por pintar cualquier cosa", lamenta.

LA RUTA DEL GARABATO De hecho, durante las charlas se invita a los chavales a realizar un recorrido gráfico en la pizarra digital por la capital cacereña. Cuando la cámara se va deteniendo en los distintos muros, fachadas, puertas, esculturas, parques y otros espacios, el espectador toma conciencia de las cientos y cientos de pintadas que literalmente ensucian la ciudad, ya sea patrimonio público o privado.

Hay zonas imposibles como la calle Santa Apolonia, de acceso a Cánovas, atestada de 'graffitis'. Casas de Cotallo también luce una amplia colección de firmas personales. El barrio Busquet es un canto al vandalismo. Las pistas de Castellanos no solo están cubiertas de pintadas, sino que sirven de cuna a nuevas generaciones dispuestas a seguir con el spray. El centro de turistas de Torremochada, permitido en su día por la congregación de las Trinitarias en la Ciudad Monumental, ha tenido que cerrar la cancela porque llegaron a ensuciar y romper parte del muro.

Abundan las pintadas en las zonas calientes de la ciudad, es decir, en las escalinatas y puntos recónditos donde la vigilancia policial resulta más complicada. Incluso en centros educativos, como el IES Norba Caesarina, los exteriores volvieron a llenarse de 'graffitis' a los pocos meses de que el centro invirtiera 16.000 euros en eliminarlos. "Por pintar, han pintado hasta remolques de camiones. Pero lo más grave es que ni siquiera han respetado el Monumento a las Víctimas del Terrorismo, de Andrés Talavero, en Nuevo Cáceres", desvela José Luis Sánchez de la Calle.

El Consorcio Ciudad Histórica comandó el pasado año la principal operación para eliminar más de un centenar de pintadas en 23 calles muy frecuentadas y turísticas del centro, con 12.000 euros aportados por la Junta. El planing de Conyser prevé este año unos 30.000 euros para el resto de calles del Plan Especial (medio centenar). El problema es que los 'graffiteros' vuelven a ensuciar las zonas limpias, y los productos no resultan precisamente baratos. El coste de eliminar una pintada no puede calcularse porque depende de la superficie en la que se haya realizado y del material empleado, pero las empresas anuncian tarifas de 25 euros/m sobre ladrillo o piedra, y 35 euros/m sobre cristal.

En general, los alumnos que reciben estas conferencias entienden el mensaje y se muestran sensibles frente a las acciones que deterioran la ciudad. También comprenden que muchos inquilinos de viviendas y propietarios de negocios no tienen dinero para poder adecentar sus fachadas y están obligados a convivir con los 'graffitis'. Sin embargo, precisamente a raíz de esta campaña, el Consorcio Cáceres Ciudad Histórica